La trama de la serie animada “Los Simpson” se analiza en un curso de filosofía de una universidad de EEUU.
También se publicó un libro en el que se relaciona las actitudes de los personajes con pensadores como Marx, Nietzche y Wittgenstein.
Quien diga que la televisión no educa lo hace porque no conoce el curso de filosofía que se dicta en la Universidad de Berkeley, California, basado en la vida de los Simpson.
Durante un semestre los alumnos toman lista de los actos y los diálogos de la familia de Homero en cada episodio semanal, para comprender y explicar planteos filosóficos.
Matt Groening, artífice de esta familia, sostiene que “los Simpson es un programa que te recompensa si ponés suficiente atención”. Parte del éxito de la serie se debe a los diferentes niveles en que puede interpretarse. Divierten a niños, a adultos y a filósofos. La complejidad de los capítulos implica el trabajo de 300 personas, durante 8 meses, con un costo de 1,5 millones de dólares.
Según publica hoy [16 de agosto de 208] el diario El País, la trama filosófica de esta familia particular es también tema del libro “Los Simpsons y la filosofía”(The Simpsons and philosophy: the D’oh of Homer) que es todo un éxito de ventas en EE.UU e Italia. Veinte filósofos, de universidades de Estados Unidos, escribieron ensayos sobre la familia amarilla y su entorno en la ciudad de Springfield.
El libro se divide en cuatro grandes secciones: personajes, temas simpsonianos, la ética de los Simpson y los Simpson y los filósofos. La publicación presenta una visión de la sociedad en dibujos animados que se parece bastante a la realidad de la familia occidental; en sus episodios, además de la lúcida disección que se hace del zoológico humano, se tratan temas muy serios como la inmigración, los derechos de los homosexuales, la energía nuclear, la polución, y todo teñido con sátira política.
Hace unos años, Matt Groening declaró que la gran subtrama de Los Simpson es que “La gente que está en el poder no siempre tiene en mente tu bienestar”. La serie está basada en la desconfianza que siente el ciudadano común frente al poder, en todas sus manifestaciones, y en la necesidad que éste tiene de preservar a su familia que, por disfuncional que sea, termina siendo el último refugio posible.
En los capítulos que se ocupan de los personajes de la serie, varios filósofos autores de este libro aprovechan para revisar el antiintelectualismo estadounidense a la luz de Lisa, o el silencio de Maggie a partir de esa idea de Wittgenstein que dice “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
También hay una sesuda reflexión sobre Marge, esposa y madre, como referente moral de la familia Simpson, y del pueblo de Springfield. En uno de los episodios aparece este diálogo, debidamente consignado en el libro, entre Marge y el tabernero Moe:
-Moe: “He perdido las ganas de vivir”.
-Marge: “Oh, eso es ridículo, Moe. Tienes muchas cosas por las que vivir”.
-Moe: “¿De verdad?, no es lo que me ha dicho el reverendo Alegría. Gracias Marge, eres buena”.
Bart Simpson es analizado con óptica nietzscheana; Mark T. Conrad intenta armonizar la vida rebelde de este niño con el rechazo de Nietzsche a la moral tradicional.
“Yo no lo hice. Nadie me vio hacerlo. No hay manera de que tú puedas probar nada”, se defiende Bart en uno de los episodios, amparado en una contundente línea de Nietzsche que lo justifica: “No existen los hechos, sólo las interpretaciones”.
Además de Nietzsche y Aristóteles, “Los Simpson y la filosofía” usan a Kierkegaard, Camus, Sartre, Heidegger, Popper, Bergson, Husserl, Kant y Marx. Sobre este último filósofo, el libro llega a la conclusión de que los Simpson son capitalistas y, al mismo tiempo, críticos marxistas de la sociedad capitalista.
Sobre Homero, desde el punto de vista aristotélico, concluyen que es el vicioso, su escaso autocontrol frente a la ira, la alegría, el sexo o la cerveza, sus mentiras y su cobardía histérica en las situaciones en que tendría que responder como jefe de la tribu, lo sitúan como la antítesis de la templanza. Esta línea, dicha por él mismo cuando peligraba su integridad física, describe bien al personaje: “¡Oh, Dios mío; criaturas del espacio! ¡No me coman, tengo esposa e hijos!; ¡cómanselos a ellos!”.
Fuente:http://www.derf.com.ar/despachos.asp?cod_des=216828&ID_Seccion=65
16 de Agosto de 2008 (Minuto Uno)