Diálogos de verano. Hoy: La unidad de las artes

“La filosofía nunca fue un diálogo. En todo caso es un gran malentendido. Aristóteles malinterpretó a Platón, Marx a Hegel, Hegel a Kant, Heidegger a Nietzsche… La filosofía siempre ha sido dogmática”…
-¿Qué haces, Eva?

-Hola, Adán. Estoy leyendo a Slavoj Zizek.

-¿Y qué dice?

-Dice que no cree en el diálogo filosófico. Escucha: “La filosofía nunca fue un diálogo. En todo caso es un gran malentendido. Aristóteles malinterpretó a Platón, Marx a Hegel, Hegel a Kant, Heidegger a Nietzsche… La filosofía siempre ha sido dogmática”.

-¿Y los diálogos de Platón?

-Vaya, es como si te hubiera oído: “¿Platón? Los de Platón son los diálogos más falsos de todos. Consisten en alguien que suelta su doctrina y otro que cada veinte líneas, dice: Oh, por Zeus, estás es lo cierto”.

-Por Zeus, está en lo cierto. Creo.

-¿Sabías que Zizek interviene más últimamente en museos y congresos de arquitectura que en congresos de filosofía?

-Es cierto, por Gropius. ¿Alguna explicación, Eva?

-Hay quien dice que porque hay una unidad esencial entre las artes. Yo creo más bien que un discurso como el suyo (“merecemos algo más que un capitalismo con rostro humano” y cosas así) es más fácil de desactivar como estética que de asumir como ética.

– Bueno, a los artistas siempre les encantaron los filósofos.

-Sí. Inofensivamente recluida en su gueto, la filosofía se ha convertido en el abastecedor de conceptos que, debidamente vaciados de contenido, se transforman en etiquetas para la moda de temporada.

-¿Vaciados de contenido? ¿Te refieres a términos como postmodernidad o deconstrucción?

-Vacíos o rellenos, si quieres. Pero hace demasiado calor para usar palabras tan largas.

-Por Mies, estás en lo cierto, pero inténtalo.

-La idea de postmodernidad que durante tanto tiempo se manejó tan alegremente era, muchas veces, ambigua y hasta contradictoria. La confusión está asentada en España desde que se empezó a emplear el término. A veces creo que todo es cosa de un error de traducción del término “modernism” porque nuestro modernismo no es el de los anglosajones. El suyo sería más bien nuestra vanguardia (y su “postmodernismo” aquella transvanguardia de los italianos en los años 80: vuelta al orden). Además, ¿son iguales la postmodernidad de Lyotard y la de Jameson, la de Rorty y la de Raymond Williams, (al que Eagleton llama, en un triple mortal sin pirueta tras el que cae de pie, proto-postmoderno)? ¿La del propio Eagleton y la de Toni Negri?

-Uf, demasiado calor para tanto nombre.

-Disculpa. El problema de traducción se convierte en contradicción si hablamos de los arquitectos. Aunque hay un mundo entre Rossi y Venturi, no creo que esa postmodernidad sea la de los filósofos.

– ¿Por qué?

-Porque, filosóficamente, la condición postmoderna es un forma inevitable de ser. Estéticamente es una forma de estar, una opción. Igual es que, desde el primer punto de vista, no podemos no ser postmodernos y no hay tren que tomar porque nacimos ya en esa vía. Otra cosa es que nos demos por enterados. Supongo que hay gente que todavía no se da por enterada de que vive en un sistema capitalista.

-Por Philip Johnson, podrías tener razón. ¿Quieres decir que cuando un arquitecto y un filósofo hablan de modernidad no están hablando de lo mismo?

-Tal vez cuando hablan de modernidad, sí. Cuando hablan de postmodernidad, casi nunca. La arquitectura es justamente un campo en el que potsmoderno no quiere decir lo mismo que en la filosofía. Sobre todo porque no deriva de Modernidad sino de Movimiento Moderno casi como “ismo” universal (estilo internacional si quieres). Luego está la cuestión de si el “post-“ es temporal o, digamos, “esencial”, un cambio de estado más que de tiempo.

-Por Hegel, creo que me he perdido.

-Si el post es temporal hasta el más minimalista podría ser postmoderno tomado como representante del movimiento moderno evolucionado. Pero sólo así, no me malinterpretes.

-¿Me has tomado por un comentarista anónimo?

-No te ofendas. Siempre desconfío del trasvase de categorías entre campos en los que esas categorías no pueden significar lo mismo. Es muchas veces tramposo y casi siempre superficial, para darse pátina. Sólo hay que ver la distancia que va de la teoría a la práctica. El problema de la arquitectura es que tiene una vertiente técnica inseparable de la artística. Sólo hay que ver lo que quedó del pliegue (Deleuze mediante), las formas informes y los flujos cuando muchos de sus teóricos pasaron del manifiesto al hormigón. Loos decía que aunque el arte es revolucionario, la arquitectura sólo puede ser conservadora. No sé, es posible. Tal vez porque es demasiado cara y con el dinero no se juega.

-Demasiadas vacaciones ya como para hablar de dinero. ¿No crees que se puedan tender puentes entre las artes?

-Yo no digo que no se puedan tender puentes. No sólo se puede sino que se debe. Lo que digo es que no se pueden traspasar de disciplina conceptos que, cambiados de contexto, cambian de significado inevitablemente. “Abstracto” no significa lo mismo en pintura que en filosofía. Claro que hay algo en la arquitectura que siempre es artístico (aunque: ¿toda construcción es arquitectura? ¿todo poema es literatura?), pero el arte y la técnica son inseparables en la arquitectura (un arte útil). Si falta uno ya es otra cosa.

-Por Zizek, tienes razón. Me refiero a que hace demasiado calor. Por suerte ya anochece, que no es poco.
Fuente: http://blogs.elpais.com/del-tirador-a-la-ciudad/2010/08/dialogos-de-verano-hoy-la-unidad-de-las-artes.html

SPAIN. 23 de agosto de 2010

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