Fernando Savater, es filósofo y escritor español.
Llegó cansado, olvidó apagar el aire acondicionado de la habitación, y se resfrió. Fernando Savater estuvo de paso en México para presidir el jurado del Premio de Ensayo Isabel Polanco. Y pese a su malestar, no pierde el ánimo, habla de la filosofía y de cómo llegó a ella a partir de su amor por la literatura.
Savater (España, 1947) trabaja en un nuevo libro sobre “una serie de personajes atrapados en una situación novelesca como todas, ahí tienen que convivir y contarse historias unos a otros, eso me permite reflexionar sobre la cultura y el mundo contemporáneo”.
Con más de 80 títulos publicados, el filósofo comenta en entrevista con este medio que la mayoría de sus trabajos son literarios, al igual que sus lecturas. Entre sus libros destacan Ética para Amador, Los diez mandamientos en el siglo XXI, El valor de educar, El jardín de las dudas, Diccionario filosófico y La aventura de pensar.
Recuerda que eligió filosofía como carrera porque entonces, en los primeros años de la década de los sesenta “no había una carrera específica de literatura como ahora. En aquellas épocas jurásicas no había, entonces elegí filosofía como una segunda opción porque algunos de los escritores que me gustaban como Berta Russel o Nietzsche eran filósofos. Descubrí que esa forma de literatura, que es la filosofía, también me gustaba”.
El pensamiento de Spinoza (1632-1677) marcó a Savater, quien considera que el sistema propuesto por el filósofo nacido en Ámsterdam es “una manera de aplicar la razón al mundo” y ése es un tema que interesa ahora al autor reconocido con premios como el Planeta o el Anagrama.
Savater dice que no hay edad para la filosofía. “Nadie es demasiado joven para empezar a filosofar ni demasiado viejo para seguir haciéndolo. La filosofía es para todas las edades, lo que pasa es que, lógicamente, como filosofar es pensar la vida, el joven la piensa desde sus impulsos y sus pasiones, y el viejo la piensa desde la experiencia y el recuerdo”. Además, considera que filosofía permite vivir a propósito, “y no por rutina”.
-¿Cuál es el lugar de la filosofía en nuestra época?
-La filosofía es una tradición de reflexión sobre aquellas preguntas que no tienen una función meramente práctica o instrumental, nosotros nos hacemos muchas preguntas en la vida siempre con un final práctico. Preguntas ¿qué hora es? porque tienes que tomar un avión o porque tienes que acudir a una cita, entonces esas preguntas nos las hacemos con una finalidad práctica, pero si tú en lugar de preguntarte ¿qué hora es?, te preguntas ¿qué es el tiempo?, ésa no tiene una finalidad práctica, sea lo que sea el tiempo, tú vas a vivir igual, a comer, a trabajar… Pero esa pregunta te va a permitir de alguna forma acercarte más a ti mismo, a enterarte qué significa ser tú y qué significa vivir en el mundo.
Las preguntas de la filosofía son ésas que no tienen una relación con la práctica, sino con lo que somos, y en ese sentido no pasan de moda, lo que ocurre es que en cada época las preguntas se formulan con un lenguaje distinto.
-¿Cuál es la pregunta de este momento?
-No hay. Es como si dices cómo se es humano hoy, se es humano como siempre se ha sido humano afrontando el mundo qué hay, viviendo en el presente, porque las preguntas de cada época son ¿cómo se es humano en este presente que vivimos? Aristóteles se las hizo en Grecia y nosotros nos las hacemos hoy, aquí. Aristóteles no se podía preguntar cómo se vive en Guadalajara porque no existía, pero nosotros nos la tenemos que hacer.
-¿Cómo aprenden las personas a cuestionarse?
-Lo que aprendes no es a cuestionarte, creo que todos los seres humanos se cuestionan qué significa vivir. Cuando sufres un desengaño o sufres una pérdida dolorosa, te preguntas por la vida, muchas veces lo que falta es el lenguaje para hacerse esa pregunta bien.
La filosofía lo que te da es una tradición de respuestas, que te pueden ayudar a hacer tus propias preguntas.
-¿La filosofía es la piedra en el zapato?
-La filosofía es la piedra en el zapato de quien la práctica. Sí, la filosofía no simplifica la vida, sino que la hace más complicada para quien la piensa, por eso mucha gente no quiere saber nada de ella porque no es como los libros de autoayuda, que están pensados para ver si te hacen la vida más sencilla. La filosofía te hace la vida más complicada.
-¿El filósofo está para decir lo que otros no se atreven?
-Bueno, el filósofo está para plantear cuestiones. El filósofo no tiene respuestas prefabricadas, nuestro mundo está lleno de respuestas, y antes que hayamos podido hacer la pregunta ya nos han vendido la respuesta.
No, lo que hace el filósofo son preguntas, no se queda conforme con las respuestas, sino que busca más allá, y más allá. En ese sentido, está en contra de un mundo que lo quiere es tranquilidad, sosegarse, no inquietarse.
-¿La tranquilidad y la búsqueda de la estabilidad están en contra de la filosofía?
-No están en contra, están al margen. Una persona que busca estar totalmente tranquila es difícil que se pregunte cuestiones filosóficas porque las cuestiones filosóficas desasosiegan, inquietan, ponen nervioso.
-¿La estabilidad está sobrevalorada?
-¡Hombre! Es natural, todos queremos una serenidad. Es verdad que nadie quiere vivir en la angustia, la filosofía también ha buscado la serenidad. Los estoicos buscaban la ataraxia, el ánimo tranquilo, pero no lo buscaban a base de simplificar la vida, sino a base de encarar la vida tal cómo es, de conocerla o aceptarla. Hay gente que en cambio lo que quiere es no enterarse, echar una cortina y no enterarse de la vida, la filosofía quiere también serenidad, pero la quiera a base de ver la vida como es y no simplemente olvidándose de ella.
El aprendizaje está en la tragedia
-¿De cuáles experiencias se aprende más: de las tragedias o de las alegrías?
-Esa es una buena pregunta, pero no sé contestarla. Es curioso, pero las alegrías las recibimos como algo normal, como algo merecido, a ti te van las cosas bien, te dan un premio o te dan un beso, y consideras que eso es normal. Es lo que tú merecías. Te pasa algo malo y lo ves como un ataque o como un por qué a mí.
Las tragedias son más pedagógicas porque no nos las esperamos, si a alguien le va bien no aprende, porque piensa que todo es así: que el bien es lo normal. La alegría y el cariño, los vemos como normal hasta que de pronto llega la tragedia… y eso es lo que nos hace despertar.
-¿Lo pedagógico de la tragedia permite crecer?
-Claro, ya que ocurren tragedias tenemos que aprovecharlas, es decir de todo se puede sacar una lección positiva, puesto que no hemos aprendido. A veces hay territorios que se inundan o tienen un volcán, y hasta entonces no se habían dado cuenta, pero después de eso ya ponen medidas y protecciones, no es que la tragedia sea buena, pero por lo menos sirve para aprender.
-¿Cuáles han sido las últimas tragedias que han llevado a la sociedad a avanzar?
-No para avanzar, por lo menos para despertar de los sueños. Cosas como los atentados en las Torres Gemelas o en Europa han servido para demostrar que vivimos en un mundo de peligro, que hay que tener vigilancia, que hay que desarrollar elementos positivos y no creer que todo va por sí mismo en piloto automático, nosotros tenemos que dirigir las cosas.
-Cuando la humanidad se ha hecho daño a sí misma, al contemporáneo le parece increíble. ¿Por qué?
-Bueno, cuando hemos salido de algo malo, nos parece imposible haber estado ahí. Es lo mismo que cuando alguien ha estado muy equivocado con respecto a algo, dice ‘cómo podía pensar eso’, cuando ya ha salido de una situación.
Ahora piensas en los sacrificios humanos o en la esclavitud y dices cómo la gente podía ser así. Y la gente podía ser así porque en aquel momento no se había planteado esas cuestiones, probablemente dentro de 100 años, la gente verá cómo vivimos hoy nosotros dentro de un mundo en el que unos cuantos guardan todo y los demás se mueren de hambre, en el que hay niños a los que nadie protege, y dirá cómo podían vivir así o cómo no se daban cuenta. Por eso, es importante mirar a la sociedad con ojos como si fueran del futuro, como si la miráramos desde lejos, que no nos parezca normal todo lo que pasa, porque hay muchas cosas en la sociedad que pasan y no son normales.
-¿Los crimines ya no se justifican en la ignorancia?
Creo que no. Hoy es muy difícil, hoy todo lo que pasa sale inmediatamente en una fotografía, en una película, porque siempre hay alguien con una cámara o un teléfono móvil, siempre hay alguien que está filmando todo, un accidente en carretera, el atentado de las Torres Gemelas, lo que quieras, siempre hay alguien que está filmando todo.
El narcotráfico como anhelo
– México vive una situación compleja debido al crimen organizado, ¿la violencia tiene límites?
-A la violencia tenemos que ponerle los límites nosotros. De hecho, la sociedad en general es un proyecto de limitar la violencia, nosotros tratamos de vivir de una forma coordinada, bajo leyes, con una violencia limitada y lo más reducida posible y a veces hay pues eso, surgen grupos y bandas.
En este momento por culpa de la persecución contra la droga, que se ha convertido en algo que da mucho dinero porque está prohibido, si no lo estuviera no daría dinero, pero como está prohibido sí, lo mismo pasaría si mañana se prohíben las rosas, entonces todos buscarían las rosas y se convertirían en un negocio tremendo y habría gente que apuñalaría por un ramo de rosas.
Es verdad que a México le pasa todo esto por su ubicación geográfica, entre Sudamérica y Estados Unidos, y por cien razones que ya conocemos. Está pasando una racha muy mala y es importante que haya una reacción inteligente social, no se trata simplemente de exterminar a los violentos, sino de quitarles las razones económicas que les llevan a la violencia, sea por medio de la educación para que los jóvenes tengan ideales diferente a los de la violencia o ya sea luchando contra la perpetuación de la droga como fuente de ingresos porque es la única forma de terminar con el narcotráfico.
-Se ha comentado que la cultura es un medio para erradicar la violencia, ¿esto es cierto?
-¡Hombre! Puede formar parte de la solución, yo soy partidario de la educación y tampoco soy tan ingenuo para pensar que la educación resuelve todo como si fuera una cosa de magia. Creo que en la solución de cada problema hay una dimensión de educación como también las artes pueden influir, si ves a un niño que está viendo la televisión un número equis de horas y está viendo que los capos de la violencia son los que tienen prestigio, los que tienen dinero, los que tienen mujeres, los que tienen viviendas lujosas y un aura romántica de que son una especie de héroes populares y así lo cantan en los narcocorridos, claro que el niño termina, lo mismo que hay otros niños que quieren ser futbolistas, queriendo ser capo o mafioso y es importante que por medio del arte, la literatura y la música se dé otra visión, una de que hay otras cosas importante y eso no es tan bueno como cuentan algunos.
-El anhelo de los adolescentes por sumarse a los ejércitos del narco, ¿habla de jóvenes que ha perdido los valores?
-No es que los hayan perdido, es que tiene otro tipo de valores, un juego ético equivocado, todo el mundo recibe una educación u otra, el problema es cuál, tú dejas a un niño por el mundo y el niño acaba educado, pero lo puede educar la banda del barrio, los gánster, los peores ejemplos que ve en televisión, si nosotros no educamos para contrarrestar esas otras influencias, los críos al final se hace su propia moral, su propia ética, y puede ser atroz.
-¿La vida como valor universal ha pasado a un segundo plano?
-La vida siempre es un valor elevado, cuando uno quiere llegar a algo convierte a las personas en simples medios, por eso la ética Kant decía que la moral era tratar a las personas como fines y no como instrumentos o como medios.
-¿Tolerancia o respeto?
-¿No puedo quedarme con las dos? Las dos son importantes, la palabra tolerancia es importante porque en una sociedad compleja, de masas, como la que vivimos, siempre vamos a convivir con cosas que no nos gusten, es absurdo pensar que uno va vivir en una sociedad, donde todo te va a parecer bien, que todo te va gustar o es como tú quieres que sea, no, en una sociedad que hay libertad habrá mucha gente que hará cosas que a ti no te gusten, pero tú tienes que aprender, si son cosas criminales o malas no hay porque tolerarlas, pero si son cosas que a la gente le gusta comer, amar o vestirse de otro manera, tú simplemente lo toleras, la tolerancia no es que todo te parezca bien, pero hay que darle a la gente la posibilidad que la gente viva como quiera siempre que eso sea compatible con el resto, eso es un poco el respeto, respetar no es respetar las ideas, no. Las ideas no son respetables, las ideas están para ser discutidas, en cambio las personas si son para ser respetadas si tú discutes con una persona, aunque esté equivocada, no dejas de considerarla una persona con derechos.
Las enfermedades del siglo XXI
-¿Con la crisis económica hay una pérdida de la fe?
-Hemos perdido la fe en los bancos. La crisis es una de esas crisis de la vida.
-¿Y en la fe en el progreso?
-No. La gente sigue levantándose en la mañana para ir a trabajar, ahorrando, comprando, haciendo planes para el año que viene y no veo a nadie que haya dejado de pensar en el futuro, todo mundo sigue pensando en el futuro, lo que pasa es que a todo el mundo le gustaría que el futuro le certificase que va a ser estupendo, y eso no se puede asegurar porque el futuro no está escrito, hay que escribirlo nosotros.
-¿Con la red, vivimos otro momento de Ilustración?
-No porque la Ilustración es más una disposición de los seres humanos a la razón, a la ciencia, a la argumentación, y eso desgraciadamente tampoco se ve tanto, hoy lo que vivimos es un mundo mucho más desarrollado.
-¿Cuáles son las enfermedades morales de las primeras décadas del siglo XXI?
-El desinterés por los sujetos y el excesivo interés por los objetos. Mitificamos a los objetos, aparece un nuevo modelo de iPhone y decimos ‘esto es una nueva época’. En cambio, las personas, las relaciones humanas, las dejamos como si fueran algo rutinario y en realidad cualquier relación humana siempre es más importante.
-Y la solución, ¿fácil?
-No. Es fácil imaginarla, es verdad que cuando tú te lo preguntas desde luego dices ‘yo aprecio más a las personas’, pero en el fondo te das cuenta de que estás sacrificando a seres humanos para obtener objetos.
-¿La depresión y el suicidio serán grandes preocupaciones mundiales dentro de pocos años?
Siempre han sido problemas, el no encontrar sentido a la vida es porque hay muchas personas que ya sea por desgracias personales o de alguna manera están en algún contexto, lo único que nos puede dar calor de vida son otros seres humanos y claro el que no apuesta más que por electrodoméstico o por aparatos, la cuenta del banco, etc. Llega un momento en que uno se encuentra en un lugar despoblado como si estuviera lleno de objetos y no de personas, por eso hace falta desarrollar relaciones personas, que son las que le pueden dar calidez a la vida.
-¿Ahora se busca menos a Dios?
-Antes la religión era una forma de asustar a la gente para que cumpliera moralmente lo que tenía de cumplir, hoy lo lógico es que uno sé de cuenta racionalmente que hay mejores formas de vivir, cuando los niños son muy pequeñitos les dices que si no comen la sopa vendrá el coco y se los llevará, después nosotros comemos la sopa porque creemos que es buena para nuestra salud y nos va a sentar bien y no necesitamos que nos amenacen. Con la divinidad pasa lo mismo, en una época la humanidad necesitaba que le dijeran que había un señor en una nube que miraba por ahí y que si miraba que no nos portábamos mal nos aventaba un rayo y luego ya pensamos que hay formar mejores de vivir, que la convivencia y la paz son mejores formas de vivir.
El problema es cuando se pierde el señor del rayo en la nube, pero no sé desarrollar la visión racional de cómo se debe vivir por eso la filosofía o la ética son importantes.
-¿Cómo se vive la espiritualidad hoy?
-Es un asunto íntimo, sobre todo cuando hay una gran cantidad de instrumentos técnicos que te pueden ayudar a desarrollarte interiormente, aunque no todo es estar enchufado también, te pueden permitir desarrollar tu imaginación, creatividad, pero claro todo es saber utilizarlo, si uno realmente quiere llevar una vida más rica no se depende de lo que te venden en la tienda o de lo que te dan, sino de lo que tú mismo puedes producir, sentir, pensar, imaginar, eso se puedo hacer pero hace falta que uno se decida a ello.
FRASES
“La filosofía no es como los libros de autoayuda, que están pensados para ver si te hacen la vida más sencilla; la filosofía te hace la vida más complicada”
“La filosofía permite vivir a propósito, y no por rutina”
“Las tragedias son más pedagógicas porque no nos las esperamos, si a alguien le va bien no aprende, porque piensa que todo es así: que el bien es lo normal”
Fuente: http://www.informador.com.mx/cultura/2011/329822/6/despertar-de-la-normalidad-fernando-savater.htm
CRÉDITOS: Informador Redacción / GJD
MEXICO. 16 de octubre de 2011