¿Decir lo que se piensa o pensar lo que se dice?

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona” “La virtud está en el término medio” “Los discursos inspiran menos confianza que las acciones” “Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta” “El amigo de todo el mundo, no es un amigo” “El verdadero discípulo es el que supera al maestro” “Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama” “Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio” “Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido”


No hablar
¡Son tantas las frases, que han marcado mi vida y que me han hecho reflexionar, desde que comencé a leer a Aristóteles!, que quisiera dedicarle este pequeño artículo, a la conmemoración de los 2400 años de su nacimiento. Gran filósofo, estudioso del ascenso y la caída de cientos de regímenes de las “polis” griegas, y de más de 140 constituciones de ciudades y estados griegos. Su idea, muy revolucionaria por cierto, vincula la constitución de las ciudades con la virtud y con la ética; y el progreso de las mismas con la educación en los valores. Sin estos dos ingredientes el “desgobierno está garantizado”

Aristóteles nació en Estagira (Grecia). Poco se sabe de su adolescencia hasta los 17 años, edad en la que se fue a Atenas para estudiar con Platón. A la muerte de éste, no hereda de él la dirección de la escuela, y desilusionado se va a Asia a fundar su propia escuela en la corte de Hermidas. En ésta logra, lo que Platón no había conseguido en su república ideal de Siracusa: Que el tirano moderase su política y fuese justo, gracias a sus consejos.

Por ironías del destino, acabó siendo el preceptor de un gigante, como lo fue Alejandro Magno; y se dice que sus enseñanzas influyeron en los sueños del emperador, siendo el primero con la ambición de conquistar el mundo. Cuando Alejandro sale a hacer realidad su sueño, Aristóteles regresa a Atenas, funda su liceo y escribe la mayor parte de sus importantes obras.

En dichas obras, podemos encontrar conceptos y pensamientos tan interesantes y actuales, como su idea de potenciar las libertades de los ciudadanos, argumentando que los gobiernos de los libres son más conformes con las virtudes y la ética, que los gobiernos de los déspotas.

En el quinto libro sobre el tratado de “Política” establece los medios para asegurar la estabilidad de los regímenes: Vigilar que nadie quebrante la ley, desconfiar de los ardides que engañan al pueblo, prevenir enfrentamientos entre la clase dirigente (porque se extienden), y proporcionar las leyes que impidan que nadie se enriquezca en el ejercicio de un cargo público.

Inclusive se decanta por una alternativa próxima a la democracia, donde argumenta que para optar a los cargos públicos, se deben tener aptitudes y conocimientos suficientes, que garanticen que se puedan lograr buenos resultados. Él estableció que el mayor patrimonio de una sociedad son sus valores y principios morales; ya que sin ellos, la ley no es suficiente.

Funda inclusive una ética de la felicidad, donde argumenta que los que obran bien, son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad, y sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego; y aunque la felicidad puede ser imposible en muchos momentos de la vida, al menos la dignidad debe permanecer intacta, y ponía el ejemplo de Príamo el rey de Troya, quien ve morir a su hijo y su ciudad destruida, privándolo de su felicidad, pero jamás de su dignidad.
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Fuente: http://runrun.es/opinion/cartas-a-un-hijo/258750/decir-lo-que-se-piensa-o-pensar-lo-que-se-dice-por-carlos-dorado.html

5 de mayo de 2016. ESPAÑA

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