¿Cómo conocer objetivamente? Por Rafael Mejía Scaffini

El verbo conocer proviene del latín cognoscere, y significa “saber o tener noción de algo”. Existe un debate importante sobre cómo conocer, y el problema de fondo realmente radica en cómo acceder a la verdad.

Rafael Mejía Scaffini

El debate sobre el conocimiento se centra fundamentalmente sobre el método que utilizamos para alcanzar conocimiento. Algunos, incluso, retomando posiciones epistemológicas extremas –herramienta metodológica que cuestiona la cientificidad del método utilizado– niegan la posibilidad de acceso a la verdad en términos absolutos.

Existen básicamente dos grandes propuestas metodológicas para conocer: el método empirista, que se basa en la experiencia del investigador y donde se utilizan todos los sentidos; y el método racional, usado sobre todo en la investigación de las matemáticas y la física, y donde se trabaja con hipótesis que deben ser comprobadas.

Los racionalistas cuestionan a los empiristas porque consideran que no podemos basarnos en la experiencia para conocer objetivamente, argumentando la ausencia de un marco racional de categorías y conceptos. Los empiristas, por su parte, dudan que por medio de la sola razón podamos llegar a conocer realmente, debido a la subjetividad del investigador, quien intentará conocer a partir de sus propias creencias.

Fue el filósofo alemán Enmanuel Kant (1724-1804) quien propuso una síntesis de ambos métodos. Su argumento es que si bien es cierto el conocimiento comienza como una experiencia, esta no es suficiente, se necesita un marco racional y conceptual para clasificar lo descubierto por los sentidos. Para Kant, entonces, el conocimiento inicia con una experiencia y se enriquece con los conceptos y categorías que le aporta la razón.

Este encuentro entre experiencia y razón se asemeja al concepto bíblico del conocimiento, que no solo implica la comprensión intelectual de algo, sino la experiencia real y profunda con lo que pretendemos conocer.

Lo anterior se constata desde el Génesis, donde encontramos la palabra hebrea “yadah”, haciendo alusión a cómo Adán conoció íntimamente a Eva: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín” (Ge.4.1). Según esta afirmación, la experiencia a partir de los sentidos pareciera ser indispensable para el conocimiento objetivo. Pablo, por su parte, no negando que el cristianismo inicia con una experiencia, sostiene que además es racional, por lo que le llama “vuestro culto racional” (Rom.12.1b).

De acuerdo con esto, podríamos afirmar que el método para conocer objetivamente, además de involucrar nuestros sentidos, debería involucrar nuestra razón. Esto es novedoso, si lo comparamos con otros cultos donde lo que prevalece es el ritual, el cual es realizado muchas veces por imposición y sin reflexión.

Kant concluye que debido a la subjetividad o a las ideas preconcebidas del investigador, el hombre solo podrá conocer de forma limitada, porque siempre proyectará sus ideas sobre lo que pretende conocer. En otras palabras, debido a que el conocimiento se construye a partir de las categorías y conceptos del sujeto investigador, este nunca podrá ser completamente objetivo.

De forma coincidente, pero por otra razón, Dios nos exhorta a intentar conocer sus misterios: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Je.33.3). Pero por otro lado, Pablo nos advierte que, por decreto divino, mientras estemos en este mundo conoceremos limitadamente: “Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (I Cor.13.12b). En todo caso, será la vida misma la que se encargue de darnos cuenta sobre qué conocimientos fueron objetivos y verdaderos y cuáles no.

 

Notas

Fuentehttps://www.laprensagrafica.com/opinion/Como-conocer-objetivamente-20200124-0674.html

26 de enero de 2020

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