Me gustaría contestar a la carta* de Jaume Puigbó Vila del 11/ XII/ 2008. En ella, el profesor pedía una reforma de los planes de estudio de secundaria donde se le diese un mayor peso a teorías científicas actuales, pero en detrimento de la filosofía de Descartes o Platón.
La verdad es que no entiendo por qué habría de sustituirse una cosa por la otra. Las teorías de las cuales habla Puigbó estarían muy bien en un plan de estudios de la asignatura de Física, pero no veo por qué se tendría que eliminar lo otro. Me da la sensación de que la carta está cargada de un cientificismo que considera, dogmáticamente, incorrectos (como si la verdad fuera una y absoluta) otros pensamientos o formas de entender el mundo.
El científico Th. S. Kuhn, en su libro La estructura de las revoluciones científicas,explica los cambios que ha sufrido la ciencia a lo largo de la historia, dando a entender que el conocimiento científico se mueve en diferentes paradigmas, que en cada época son considerados válidos. Las teorías de las que habla Puigbó son “verdaderas” en el paradigma actual, pero distan mucho de ser una verdad absoluta debido al carácter paradigmático intrínseco de la propia ciencia.
Por otro lado, si Descartes tuvo una concepción mecanicista del cuerpo humano o Platón defendió la inmortalidad del alma, quizás sea rechazable desde el punto de vista científico, pero no necesariamente desde el filosófico. En todo caso, tampoco es verdad que se estudie a estos autores a los 16 años, sino que se hace más bien a los 17 o 18, en segundo curso de bachillerato. También habla de los problemas esenciales de la filosofía, el libre albedrío y la conciencia.
Quizás para él esos sean los problemas esenciales de la filosofía, pero para mí y muchos otros hay también problemas que son esenciales filosóficamente sin necesidad de ser científicos, como los problemas sobre ética, política, estética o metafísica.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20081214/53598590561.html
Barcelona, ESPAÑA. Domingo, 14 de diciembre de 2008
* Los programas de la enseñanza
JAUME PUIGBÒ VILA
Aunque soy catedrático de enseñanza media (en excedencia) y he sido profesor de matemáticas en las tres universidades catalanas más importantes, hace tiempo que estoy desconectado de la enseñanza y lo que voy a comentar lo hago como outsider.
En un reciente artículo en el New York Times (1/6/2008) Brian Greene defendía que se enseñen los avances científicos más actuales (de manera divulgativa, claro está) en las escuelas, no sólo porque gran parte de la vida moderna depende de la ciencia, sino porque el estudio de la realidad con el método científico puede llegar a dar un sentido a la vida.
En esta línea, opino que debemos revisar en profundidad los programas de enseñanza y creo que podría ser más motivador para los jóvenes conocer las bases de la mecánica cuántica sobre las que se edifica más de la mitad del PIB de los países avanzados o de la relatividad einsteniana, de la cual depende el GPS y el diseño del colisionador de hadrones, que el estudio de clásicos como Descartes o Platón. Descartes, por ejemplo, tiene una concepción mecanicista del cuerpo humano, propia de su época que desconocía la bioquímica, y Platón en su famoso diálogo Fedón, requisito de la selectividad, defiende la inmortalidad del alma, algo que pocos intelectuales del siglo XXI defenderían.
Con esto no quiero desmerecer a los clásicos, sólo digo que hay que visitarlos a una edad más madura, no a los 16 años. Tampoco quiero decir que no se deba estudiar la filosofía y sus problemas cruciales como el del libre albedrío (hoy mismo Saramago nos decía que no existe) o el de la naturaleza de la conciencia humana, pero hay que hacerlo a los ojos de los últimos avances de la neurociencia.
Por otra parte, la formación profesional está bastante descuidada. No encuentras a buenos fontaneros (acabo de vivir el calvario de hacer y rehacer obras en casa por la falta de profesionalidad) y en un momento de crisis, en el que vender es clave, no tenemos una escuela donde enseñen la carrera de vendedor, como en otros países, y es algo que propuse en una reciente reunión de la Associació Catalana de l’Empresa Familiar, Ascef.
Claro que todo esto requeriría un comité de expertos sin ideologías preconcebidas, una firme voluntad política y un intenso reciclado del profesorado, es decir: un milagro.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20081210/53596489646.html
Barcelona, ESPAÑA. 10/12/2008
Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20081214/53598590561.html
Barcelona, ESPAÑA. Domingo, 14 de diciembre de 2008