La Filosofía propicia una actividad exclusiva de los seres humanos: el pensamiento. Pero no el pensamiento entendido en sentido fisiológico (como tarea natural del cerebro), sino, el pensamiento crítico: el que, mediante el permanente cuestionamiento, permite que un tema sea visto, entendido y considerado desde diversas perspectivas, y no aisladamente. Esto trae consigo, nuevas posibilidades y nuevas oportunidades. Hace la vida, más interesante y más plena, además, crea espacios para el desarrollo, en sentido humano y material.
Thomas Kuhn, un filósofo, ha dicho, que “el progreso es una revolución que implica un cambio de paradigmas, una nueva forma de interpretar la realidad”. La Filosofía no tiene nada que ver con la uniformidad, sino con la diversidad: cuestiona las ideas tradicionales. Si nosotros quisiéramos definir, con cierto reduccionismo, la Filosofía, podríamos decir que se trata de una propuesta pedagógica que pretende refrenar o moderar los instintos primarios del ser humano, para potenciar el mayor número de sus virtudes y posibilidades de creación.
Imaginemos, por un momento, que el libro de Serrano Caldera, Obras / Escritos filosóficos y políticos, es una cajita negra, elegante y bonita, y verán ustedes que lo parece, llena de una variedad de chocolates. Por razones de espacio, sacaremos y degustaremos dos:
Chocolate blanco: Filosofía y Política.
La Filosofía tiene mucho que ver con las conquistas y fracasos del ser humano. Los descubrimientos más asombrosos, son el resultado de una actitud escéptica de un grupo de individuos que decidieron poner en duda las verdades infalibles. “Hubo un tiempo en que la Tierra era el centro de universo, pero Galileo nos arrebató la idea del antropocentrismo”, nos cuenta Eduardo Punset.
Victorias y derrotas, del ser humano, son expuestas, de forma magistral, por Serrano Caldera, en la primera parte de su libro. Nos presenta, con pluma valiente, erudita y llana, el papel que han jugado y juegan los filósofos en la construcción y desconstrucción de pensamientos, actividad, que obliga a reflexionar, sobre el eterno debate que suscita la comparación entre la teoría y la realidad: entre los principios filosóficos y la vida real (entre el “deber ser” y el “ser”). Si la política es, en teoría…, ¿por qué resulta ser diferente en la realidad? ¿Será que existe un efecto no deseado en la relación: ideal, utopía, práctica, ética y naturaleza humana?, el autor nos brinda suficiente información para adentrarnos, desde una posición privilegiada, en este debate, que no tiene principio ni fin, pero es la columna vertebral de todo proyecto de vida en sociedad.
Filosofía y verdad, es otro aspecto que estudia el autor. ¿Qué tiene que ver la Filosofía con la búsqueda de la verdad?, ¿qué verdad busca?, ¿es útil, para el ser humano, encontrar la verdad?, ¿o es que, en el fondo, la Filosofía, lo que busca son aproximaciones razonables que posibiliten la relación civilizada entre los seres humanos? Hay un interesante aporte que hacen los científicos contemporáneos, desde el campo de la Neurología y la Psicología. Richard Gregory, profesor de Bristol, ha dicho recientemente que “no es cierto que el cerebro esté hecho para buscar la verdad”. Ramón Núñez, un científico español, ha expresado una idea similar: “No necesitamos la verdad: necesitamos una continua búsqueda de equilibrio entre nuestras necesidades de placer y el entorno”.
Chocolate negro, dietético, para guardar la línea: Filosofía y Derecho.
El Derecho, en sentido amplio, es el resultado del constante e intenso debate filosófico sobre valores y prácticas que aseguran la convivencia civilizada de la comunidad humana. La dinámica se puede resumir así: la reflexión filosófica aceptada ayer, es la justificación de la ley de hoy.
Tiene mucho que ver, la Justicia, con un principio filosófico, antiguo y vigente: “Igualdad ante la ley”. Marco Aurelio, agradece a unos de sus maestros, el filósofo peripatético Claudio Severo, “el haber concebido gracias a él la idea de una constitución basada en la igualdad ante la ley, regida por la equidad y la libertad”, nos recuerda Serrano Caldera.
Para finalizar. Como el chocolate es pariente cercano del verso, me despido con algo que es una tentativa de manifestación poética, y que escribí al finalizar la lectura del libro que simboliza la entrega, a la causa del pensamiento crítico, de uno de los filósofos más connotados de América: Dice así:
Filosofía
El pensamiento, el pensamiento filosófico, es como el agua que corre en Venecia. Las góndolas: nosotros, los seres humanos, que navegamos en un planeta que pide a sus habitantes, en la voz de los niños y desventurados, cordura, equilibrio, razonamiento, autocrítica y solidaridad.
Fuente: http://www.laprensa.com.ni/archivo/2008/septiembre/13/noticias/opinion/282803.shtml
NICARAGUA