Art von Schatzgräber!: Marx y Aristóteles (I)

Cuando Marx afirma que Aristóteles es el “Alejandro Magno de la filosofía griega” [2] , le llama “gigante del pensamiento” y le considera uno de los filósofos “mas intensivos” junto a Spinoza y Hegel, demuestra su enorme admiración y respeto intelectual, quizá sólo comparable a la que tenía por el oscuro Hegel.
“El Naturalismo, o Humanismo consistente se distingue

tanto del Idealismo como del Materialismo,

y es, al mismo tiempo, la Verdad unificadora de ambos.

Sólo el Naturalismo es capaz de comprender

el acto de la Historia Universal.”

(Karl Marx, ‘Nachlass’, 1844, III Manuskript) [1]

Si Karl Marx tiene una característica es evitar el elogio desmedido, la aclamación desproporcionada. A la cruda ironía del desprecio que aplica a sus oponentes le contrapone la aséptica aplicación escolar de un comentario a sus autores más afines. Cuando Marx afirma que Aristóteles es el “Alejandro Magno de la filosofía griega” [2] , le llama “gigante del pensamiento” y le considera uno de los filósofos “mas intensivos” junto a Spinoza y Hegel, demuestra su enorme admiración y respeto intelectual, quizá sólo comparable a la que tenía por el oscuro Hegel. Aristóteles es un pensador dotado de una ciencia verdaderamente enciclopédica, dirá Marx, al que hay que tener en especial estima entre todos los filósofos de la Antigüedad. La filosofía moderna, dirá en otro escrito, no ha hecho otra cosa que simplemente llevar “adelante la labor ya iniciada… por Aristóteles”, el cual radicalmente “rechazaba la eternidad del Espíritu ‘individual’ y el Dios de las religiones positivas.” En los Hefte preparatorios a su trabajo de habilitación académico, opone Aristóteles a Platón y no tiene ninguna duda de la superioridad de la teoría del Estagirita. Mientras Aristóteles ha intentado construir una ciencia verdadera, Platón ha intentado crear una especie de nueva religión, de llevar al climax una acabada filosofía acabada de la trascendencia. La obra de Platón posee una característica esencial: “la analogía de la filosofía platónica con toda religión positiva”. Marx acepta ad litteram la crítica aristotélica a la teoría de las ideas tal como la encuentra expuesta en Metafisica, Libro I. En este punto es un antiplatónico desde la perspectiva ortodoxa de Aristóteles. Incluso, señala Marx, Aristóteles supo vislumbrar las superioridad de las formas primitivas de la Dialéctica en su crítica a los pitagóricos: “Aristóteles ya criticaba de un modo profundo la superficialidad de un método que parte de un Principio abstracto, sin dejar que este Principio mismo se supere en formas más altas.” En su teoría científica es posible encontrar lo que Marx denomina la “Singularidad conceptual real (wirkliche begriffliche Einzelnheit)”. ¿Aristóteles una suerte de Ur-Hegel? ¿están ya en su obra las simientas de la Dialéctica de la certeza sensorial, la Dialektik der sinnlichen Gewißheit? ¿Aristóteles es el primero para Marx en establecer al Hombre como un ser natural-activo, ein tätiges Naturwesen?

El impacto de Aristóteles en Marx, aunque temprano y profundo, no es evidente si no excavamos en profundidad. Una lectura crítica y paciente denota una influencia intensa y de largo aliento en toda su obra, quizá sólo comparable a la obra hegeliana. En su Kritik de 1859, su primera obra madura, nuevamente aparece el gran Aristóteles elevándose sobre Platón: “Aristóteles concibe el dinero de una manera incomparablemente más multifacética y profunda que Platón.” [3] Precisamente el abordaje multidisciplinario, desde varios enfoques y perspectivas, era uno de los grandes aportes metodológicos de Aristóteles en su estudio De anima. Incluso Aristóteles, subraya Marx, ha vislumbrado en sus investigaciones los dos movimientos esenciales de la circulación entre mercancía y dinero (M-D-M y D-M-D) bajo el nombre de “Economía” y “Crematística”, calificando a la primera como forma natural y racional, mientras que estigmatiza la segunda como antinatural y contraproducente. No se olvida de él ni en sus polémicas con sus enemigos teóricos y políticos (con Dühring, por ejemplo), ni en su correspondencia (con Lassalle), ni en los valiosos Grundrisse, ni en el mismo Das Kapital, donde en el análisis de la forma valor lo califica de un brillante genio. [4]

Delimitémonos por ahora a su estapa más temprana, a sus años de joven hegeliano y estudiante universitario. El detallado conocimiento del opus aristotélico por el joven Marx está bien documentado durante este momento de su vida. Durante la preparación de su disertación sobre la Differenz entre Demócrito y Epicuro para obtener el doctorado en filosofía sucesivamente lee la primera traducción al alemán de De anima, además De caelo, De partibus animalum, Metafisica, De generatione e corruptione, Physica (estos dos últimos en edición trilingüe con texto griego) e incluso los llamados Scholia in Aristotelem, una compilación de comentarios griegos sobre su obra. [5]

A fines de 1839 el joven Marx comienza a leer, transcribir y a traducir pasajes elegidos del libro de Aristóteles De anima ( Περ ὶ Ψυχ ῆ ς , Peri psychēs, Über die Seele), es simultáneo a su intento de criticar el libro antihegeliano del neoaristotélico Trendelenburg, proyecto fallido del que ya hablamos. En su tesis doctoral se permite, discutiendo acerca de la noción de Verdad y del problema de la certeza de todo saber humano, corregir a Trendelenburg en su juicio sobre la psicología aristotélica y que no habría sido Aristóteles quien habría descubierto la contradicción inherente a las ideas de Demócrito.

Traducción, interpretatio y transcripción marxiana pueden verse por primera vez desplegadas en el primer Berliner Hefte: son dos cuadernos que contienen los Exzerpte del libro de Aristóteles. El primero tiene las traducciones del propio Marx y los extractos, con brevísimos comentarios, del Libro III (1-9) del De anima; el segundo cuaderno carece de comentarios, es el Libro III (9-13) y del Libro I (1-2). Un posterior cuaderno, utilizado antes que los otros dos, parece que contenía pasajes y comentarios del Libro II, se ha perdido. El primer cuaderno que se conserva es datado por el propio Marx como “Aristoteles de anima II und III. Zweites Heft, lib. III” con fecha “Berlin 1840”; el segundo carece de fecha. [6] ¿Cuál es la razón del joven Marx para elegir esa obra aristotélica? En primer lugar Aristóteles aquí desarrolla in extenso su idea materialista (y enfrentada mortalmente a Platón) que el alma es la armonía del cuerpo y puede llamarse sustancia sólo en cuanto “es la entelequía de un cuerpo natural que posee la Vida en potencia.” (De anima, II, 1, 412ª). La entelecheia no es más que el movimiento puesto en actualidad de lo que está en potencia (dynamei). El alma no puede considerarse separada o autónoma de la propia materialidad de lo corporal, o sea: carece de la condición de inmortalidad o perennidad. Aristóteles llegará a compara al alma con la mano, y llamarla “instrumento de los instrumentos”. El alma, en estrecha composición/conjunción con la materialidad del cuerpo, es el principio formador del organismo. Los fenómenos psiquícos, incluso los más sofisticados o complejos, se deben investigar de esta conexión materialista entre el alma y el cuerpo, es decir: se derivan en última instancia de la naturaleza psicofísica del organismo. Por ello el alma es eidos tón sómatos, el fundamento de los seres vivos. Todas las funciones del alma están ligadas materialmente (fisiológicamente) con el cuerpo; el pensamiento se relaciona con lo corpóreo como lo cóncavo con lo convexo, pero el alma posee funciones que están separadas de todo de los corpóreo.

Aristóteles elimina toda trascendencia, ya sea de la reminiscencia platónica juntamente con su teoría de las ideas, como la supervivencia del alma entera después de la desaparición del cuerpo. Es sintomático que Marx profundiza en la tercera etapa del pensamiento aristotélico, cuando vuelve a la investigación empírica de los detalles de sus hipótesis y, mediante una consecuente aplicación de su concepto de eidos (ε ἶ δος), Forma, sea el creador de un nuevo tipo de enfoque científico. Además la nueva dirección de Aristóteles tuvo dos continentes donde fue más creativa: el ancho campo de la Naturaleza y la Historia. [7] También Aristóteles modifica en este período su método, no tanto en la forma del silogismo sino en el contenido de verdad de las premisas de una demostración científica y también en la forma de exposición. Al diálogo (y método) dialéctico se le suma, como auxiliar indispensable, el lenguaje argumentativo, que se ha desarrollado a partir de la propia praxis de los griegos a través de una prosa no literaria. De anima es una realista investigación materialista, científico-natural de los procesos psíquicos, fisiológicos y físicos que no podía sino fascianar a Marx en su combate contra el idealismo objetivo.

Existía un estímulo fuerte para afrontar este escrito ya en el propio Hegel: en sus Vorlesungen sobre la Historia de la Filosofía la ubica dentro de la Filosofía del Espíritu de Aristóteles (la cual divide en Psicología y Filosofía Práctica), dedicándole un amplio espacio, desglosándola libro por libro. En cuanto al Libro III en especial, Hegel afirma que Aristóteles proyecta “una profunda y luminosa mirada sobre la naturaleza de la Conciencia (Natur des Bewußtseins)… la Reflexión de la Conciencia es la posterior distinción de lo subjetivo y lo objetivo, el sentir consiste precisamente en levantar esta separación, en aquella Forma de la Identidad que se abstrae de los subjetivo y lo objetivo. Lo simple, la verdadera Alma o el Yo es, en la sensación, la unidad en la diferencia (Empfinden Einheit in der Differenz).” [8] Hegel señala que Aristóteles pasa de la sensación al Pensamiento y se torna esencialmente especulativo: “pues el Pensamiento consiste más bien en esto: en no Ser en-sí; y, por razón de su pureza, su realidad no es el Ser para-otro (Füreinanderessein), mientras que su posibilidad misma es el Ser para-sí (Fürsichsein)… lo que vale tanto como decir que el Pensamiento es en-sí el Contenido de lo pensado y que sólo coincide en lo que es consigo mismo… Es como se ve una actitud altamente idealista…” [9] Para Hegel, en De anima Aristóteles ha afirmado categóricamente “que la Razón en-sí es la verdadera Totalidad en general y… que el pensar es verdaderamente esta actividad que es el Ser para-sí y el Ser en-sí-y-para-sí (Fürsichsein und Anundfürsichsein), es decir: el Pensamiento del pensamiento (Denken des Denkens), determinado así de un modo abstracto, pero que constituye por sí mismo la Naturaleza del Espíritu Absoluto (Natur des absoluten Geistes).” [10]

[1] Textualmente: “Wir sehn hier, wie der durchgeführte Naturalismus oder Humanismus sich sowohl von dem Idealismus, als dem Materialismus unterscheidet und zugleich ihre beide vereinigende Wahrheit ist. Wir sehn zugleich, wie nur der Naturalismus fähig ist, den Akt der Weltgeschichte zu begreifen.” No es casualidad que esta afirmación aparece en el capítulo de sus manuscritos centrado en la crítica materialista de la Dialectica y la filosofía hegeliana en general.

[2] “Aristoteles, dem mazedonischen Alexander der griechischen Philosophie”, en: “Differenz der demokritischen und epikureischen Naturphilosophie”, en: Marx, Karl/Engels, Friedrich; Gesamtausgabe (MEGA), Abt. 1: Werke, Artikel, Entwürfe Bd. 1: Karl Marx: Werke, Artikel, literarische Versuche bis März 1843, Akademie Verlag, 1975, p. 21. E n español: Marx, Karl; “Tesis Doctoral. Diferencia entre la filosofía democriteana y epicúrea de la Naturaleza”, en: Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, p. 20.

[3] “Aristoteles hat das Geld ungleich vielseitiger und tiefer aufgefaßt als Plato.”, en: Zur Kritik der Politischen Ökonomie, en: Marx, Karl/Engels, Friedrich; Werke, Band 13, 7, unveränderter Nachdruck der 1. Auflage 1961, Dietz Verlag, Berlin, 1971, pp. 3-160. En español: Contribución a la Crítica de la Economía Política, Siglo XXI Editores, México, 1980, p. 105.

[4] “Das Genie des Aristoteles…”, en: Marx, Karl; Das Kapital; Band I, Ullstein, Frankfurt, 1983, pp. 39-40; en español: Marx, Ka rl; El Capital, Tomo I/Vol. I, Siglo XXI, México, 1983, p. 74.

[5] Véase las notas bibliográficas de Marx a su Dissertationsschrift: “Anmerkungen. Erster Theil”, en: Marx, Karl/Engels, Friedrich; Gesamtausgabe (MEGA), Abt. 1: Werke, Artikel, Entwürfe Bd. 1: Karl Marx: Werke, Artikel, literarische Versuche bis März 1843, Akademie Verlag, 1975, p. 59. El joven Marx maneja también fuentes doxográficas como Diógenes Laercio, Clemente de Alejandría o Simplicio. En español: Marx, Karl; “Notas de Marx a la Tesis Doctoral”, en: Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, p. 57.

[6] Karl Marx / Friedrich Engels; MEGA (2), Abt. 4: Exzerpte, Notizen, Marginalien, Band I, Exzerpte und Notizen bis 1842; Texte, Dietz Verlag, Berlin, 1976, p. 155. Según lo que los especialistas afirman en el Apparat, los cuadernos sobre Aristóteles son iguales que los utilizados en el trabajo sobre Epicuro y diferentes al resto de los usados en Berlín a partir de 1841, lo que se puede conjeturar que el trabajo sobre De anima ya estaba concluído en la mitad de 1840, cf.: Karl Marx / Friedrich Engels; MEGA (2), Abt. 4: Exzerpte, Notizen, Marginalien, Band I, Apparat, p. 733. Véase: Natali, Claudio: “Aristotele in Marx (1837-1846)”, en: Rivista critica di storia della filosofia, 31 (1976), pp. 164-192.

[7] Sobre la nueva dirección de Aristóteles y sus innovaciones en Ciencias Naturales y en la Filosofía de la Historia, véase: Jaeger, Werner; Aristóteles. Bases para la historia de su desarrollo intelectual, FCE, México, 1984, p. 372 y ss. En cuanto a las relaciones de De anima con los procesos psico-físicos en la obra de Arstóteles, véase: Düring, Ingemar; Aristóteles. Exposición e interpretación de su pensamiento, Universidad nacional Autónoma de México, 1990, p. 857 y ss. Sobre la interpretación de De anima, véase: Nussbaum, M. C./Rorty, A. O. (eds.); Essays on Aristole’s ‘De anima’, Oxford University Press, Oxford, 1992. Sobre De anima en particular, es mu ñutil ele xtenso estudio de Roland Polansky, Aristotle’s ‘De anima’, Cambridge University Press, New York, 2007.

[8] Hegel, F. W. G.; Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, Werke in zwanzig Bänden. Band 19, Suhrkamp, Frankfurt, 1979, pp. 210-211. En español: Lecciones sobre Historia de la Filosofía, II, Editorial FCE, México, 1985, pp. 302-303.

[9] Ibidem; p. 213; p. 305.

[10] Ibidem; p. 219; p. 310.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=112866

SPAIN. 13 de septiembre de 2010

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *