Aristóteles pone orden en la Batcueva

Superhéroes y filosofía. Un libro resume cómo las viñetas modernas recogen algunas enseñanzas filosóficas sobre el comportamiento moral analizado por los antiguos maestros
Cuántas veces hemos visto la escena[en que Superman se enfrenta a un dilema? Debe elegir entre cubrir una rueda de prensa como Clark Kent para el Daily Planet o rescatar un avión que sufre un fallo en los motores. Si no acude a la rueda, perderá el trabajo; si el vuelo se estrella, morirán cientos de personas. Superman no duda en cambiarse y salir volando para realizar la acción que ocasione el mayor bien general. Rescatará el avión, y, probablemente, no tenga ningún problema en volver a tiempo para hacer de periodista.

Pero, ¿y si en el intento de la salvación, el superhéroe corre el riesgo de morir y no poder volver a ayudar a nadie más? Otra situación: el malvado Doctor Doom ha dejado malheridas a muchas personas en la calle en un ataque contra Los 4 Fantásticos y Reed Richards, Mr. Fantástico, sólo puede salvar a todas las personas si extirpa los órganos vitales de un peatón sano que pasa por allí. ¿Qué hacer?

Las inquietudes morales son las mismas para ese rebosante universo de seres con capacidades increíbles que para el otro mundo con el que tienen que convivir, el de los humanos. Los superhéroes han sido diseñados para que, desde su infancia, el lector recuerde de una manera descarada la importancia de la disciplina o el sacrificio, y de invertir sus fuerzas en causas buenas y nobles que hagan feliz al resto. “Los superhéroes ofrecen imágenes grandiosas, ficticias pero muy vívidas, de lo heroico y, a un tiempo, sirven de inspiración y valen como aspiración”, escriben Jeph Loeb y Tom Morris en uno de los 19 ensayos breves del libro que publica la editorial Blackie Books, con el título Los superhéroesy la filosofía.

Al hilo de estas reflexiones sobre el comportamiento moral y las responsabilidades de los superpoderes y superpoderosos aparecen referentes filosóficos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Kierkegaard, Kant o Nietzsche, para aclarar que hay tantas formas de alcanzar el bien global como seres extraordinarios han inventado las industrias de Marvel y DC.

01. El corte moral. Y los superpoderosos fueron de carne y hueso

El padre de la mayoría de ellos, el autor y dibujante de cómics Stan Lee, ha dicho que en sus historias es inevitable enfrentar a buenos contra malos y que es “casi imposible” escribirlos sin tener en cuenta “algunos temas secundarios… de corte moral o filosófico”. Precisamente, él se encargó de hacer a los superhéroes mucho más humanos.

En lugar de meros protagonistas de cartón piedra con poderes inusuales, creó personajes de carne y hueso, como Spiderman y Los 4 Fantásticos, que lucharon contra sus enemigos pero también contra cuestiones existenciales impredecibles, a las que enfrentaban a sus lectores. De pronto, el conflicto moral hizo iguales a hombres y superhombres.

Por eso, Reed Richards duda en arrancarle los órganos vitales al peatón sano para salvar a los malheridos. Los superhéroes no son buenos por definición, ni encuentran el camino correcto porque sí. Dependen de qué filósofo haya leído su autor: si es fiel a los utilitaristas, como John Stuart Mill (1806-1873), Mr. Fantástico está obligado a matar al peatón sin dudarlo, porque logrará el máximo bien global con el mínimo dolor global. Si, por el contrario, a quien ha leído es a Immanuel Kant (1724-1804), tendrá prohibido matar a una persona por mucho bien que con ello vaya a alcanzar.

02. Fuera máscaras. ¿Debe un superhéroe abandonarse al bien?

Por si fuera poco, el poderoso en cantidades extra tiene otras inquietudes morales: ¿qué debe hacer: abandonar su vida y dedicarse a ayudar a los demás o cuidar sus relaciones personales y olvidarse de los problemas del mundo? ¿Está obligado a actuar siempre de modo que potencie el bien general, aunque le cueste carísimo en el plano personal? ¿La variación genética que les dio superpoderes también les inculcó un inquebrantable deseo del bien? Y entonces Magneto, ¿por qué eligió el camino contrario?

El ser fuera de lo común es un muñeco elaborado a base de ensayo y error, que trata de averiguar cómo encajar con el resto del mundo. Por ejemplo, Spider-Man se siente satisfecho porque su vida personal está mejorando desde que se quitó la máscara, pero a la vez le angustia saber que elude sus responsabilidades y que desde que Spider-Man está desaparecido la tasa de delincuencia en Nueva York ha aumentado en un 75%. Su felicidad personal entra en conflicto con su vocación.
Si Kant hubiera visto brillar las mallas del hombre araña, no le obligaría a servir al mundo. Si Peter Parker quiere colgar el traje para dedicarse a la ciencia y al amor de su vida, Mary Jane, está en su derecho de hacerlo, es algo permisible. Y si Clark Kent quiere prescindir de sus poderes para estar con Lois Lane, también es una decisión lícita.

03. Cuestión de bondad. ¿Pero quién vigila a los vigilantes?

Una vez aclarado que los superhéroes no escaparán a las preguntas que se formulan sus lectores acerca de cuál es la mejor clase de vida, conviene recordar que la idea de los poderes especiales no es una invención de los cómics modernos. En su diálogo República, y mucho antes que la mitología de J. R. R. Tolkien, Platón cuenta la historia de Giges de Lidia, que descubrió un anillo mágico que lo tornaba invisible cuando se lo ponía en el dedo. Usando el anillo, Giges entró en el palacio del rey, lo asesinó y ocupó su trono. Fin de la historia. Y empiezan los problemas morales.
Eso no le pasa a Superman, que no parece enfrentarse a ninguna de estas cuestiones: “Jamás pensaría en utilizar los superpoderes en algo parecido a un objetivo egoísta. Parece tan comprometido con la verdad y la justicia que no cabe dudar sobre el resultado de cualquier lucha interna que tenga”, explica Stephens Evans en uno de los ensayos de volumen.

Sin embargo, ¿por qué Batman debería permitirse que unas estructuras sociales, aun siendo bienintencionadas, estorben en la consecución de lo que es objetivamente correcto? Batman suele usar la violencia al servicio de la justicia. Así es, lo moral y lo legal no siempre coinciden. De hecho, no nos extraña ver a un superhéroe corriendo delante de los policías. Normalmente, por acusación errónea.

Es así, cuando los superhéroes decidieron pensar más en sí mismos y menos en el resto, las cosas se les empezaron a complicar. Más o menos como a nosotros, por eso es tan acertada la cita de Jeff Brenzel, uno de los autores de estas reflexiones morales a partir de la fuerza extra: “Cuanto más compleja se vuelve nuestra sociedad, mayor es nuestra necesidad de cohesión social y regulación de la conducta individual, y mayor es la recompensa, para todos, de un sistema moral y legal”
Fuente: http://www.publico.es/culturas/343113/aristoteles-pone-orden-en-la-batcueva

SPAIN. 24 de octubre de 2010

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