El Penicilino alberga una tertulia novedosa donde un grupo de desconocidos se reúnen para charlar sobre temas filosóficos
Apuran un sorbito del café, le dan un último trago a la cerveza antes de que se enfríe y dicen en voz alta, para que todos lo escuchen y ninguno pierda el hilo de la conversación:
«La libertad es la sensación personal de carencia de limitaciones o ataduras».
En las mesas de al lado quizá estén hablando de la crisis, de las obras en Duque de la Victoria, del cambio de dirección de la calle Cervantes o del último episodio de la telenovela vespertina, que sí, seguro, se debe de haber puesto muy interesante. Pero aquí, en esta mesa del fondo del bar, junto a la máquina del tabaco, bajo una pintada en la pared que grita en rojo contra las guerras, aquí no se habla de obras, de televisión o del tiempo. Tampoco del último correo basura recibido por Internet. Los temas de conversación tienen que ver con la libertad, con la justicia, con la responsabilidad o el deber. No se cita al alcalde o a Belén Esteban, sino a Kant, a Descartes y Sócrates. Y se hace con naturalidad, sin imposturas, sin miradas que se pierden en las volutas de humo ni silencios internos del intelectual que masca una respuesta ingeniosa. Es todo más sencillo, más dinámico.
«Ésta es una reunión de gente hablando de temas universales pero sin basarse en los autores académicos, sino en sus propias experiencias en la vida, por lo que cualquiera puede participar»,
explica Óliver Álvarez, licenciado en Filosofía y uno de los organizadores de la tertulia (también lo es de la liberación de libros, el ‘bookcrossing’ que la peña Los Comuneros celebra en ferias).
En estas mesas unidas del Penicilino, el café se sirve con posos de filosofía y los componentes de la tertulia estrenan una fórmula importada de otras ciudades y que desde el pasado fin de semana tiene su versión organizada en las tascas de Valladolid. La receta es la penicilina filosófica y sus componentes -una docena en este primer encuentro- compartieron un
«diálogo socrático, exponiendo ejemplos personales del concepto de libertad y forjando en base a ellos una definición propia».
¿Y qué es es ser libre? En la conversación, junto a las pipas y gominolas, se escuchó la experiencia de un arresto en el aeropuerto, de la ruptura de una relación emocional, del abandono de un vicio, la práctica del vuelo libre o «la simple pero entrañable sensación de libertad al entrar en el hogar propio». Ejemplos de cómo ser libre y experiencias para articular la conversación. Y a partir de aquí, las preguntas. ¿Es posible una libertad total y absoluta? ¿Qué relación hay entre libertad y responsabilidad? ¿Y con la felicidad?
Charla trascendente
Más interrogantes. ¿Y ahora qué? Después de la primera sesión, ¿cuál será el próximo tema de debate?
«Al terminar la conversación, recordamos que hubo un momento en el que quedó en el aire una pregunta. Si creemos que existe la libertad absoluta, perfecta y trascendente (como idea platónica, digamos), ¿por qué en la práctica la libertad es muy relativa?».
Así que, el próximo encuentro (convocado para el 5 de abril) tiene como tema de conversación la trascendencia.
«Lo absoluto, eterno, incondicionado, sobrenatural, un concepto que abarca desde las ideas perfectas hasta el mundo del más allá, de la muerte, de la divinidad».
Si alguien quiere participar y acercarse para compartir sus experiencias trascendentes, puede ir preparando lo que quiere decir en el blog penicilinafilosofica.blogspot.com. Recuerdan que lo importante no es lo que hayan opinado los grandes filósofos, sino las propias experiencias e ideas. Piensa, luego asiste.
Fuente: http://www.nortecastilla.es/20090308/valladolid/cafelito-aristoteles-20090308.html
Castilla y León, Spain. Domingo, 08 de marzo de 2009