Un libro recoge una lección de psicología de 1892
De Bergson se ha escrito: “Ese filósofo del siglo XX participa, modestamente pero con claridad, en el diálogo que comenzó hace veinticinco siglos entre Zenón de Helea y Heráclito”. Ahora, del filósofo francés (París, 1859-1941) se publica el curso que impartió, entre 1892 y 1893, en el instituto Henry-IV. Se trata de un texto sobre cuestiones de psicología que anticipa lo que desarrollará luego, en 1897, en Matière et memoire. Essai sur la rélation du corps à l’esprit. No es, en el sentido estricto, un libro de Bergson, porque no lo redactó él, pero sí lo es porque en él encontramos su estilo, sus ideas y la claridad expositiva propia del autor.
Un alumno -Louis Debibour- tomó notas del curso de Bergson. ¿Son fiables? Sí, porque han podido ser contrastadas con las tomadas, de manera fragmentaria, por otros dos alumnos y las diferencias son mínimas. Bergson decía que preparaba sus cursos a partir de un breve esquema y luego dejaba que su mente desarrollara en directo sus razonamientos. Hablaba despacio y de manera ordenada. El libro que se publica ahora -Cours de psychologie de 1892-1893 au lycée Henry-IV- aparece en la pequeña editorial SÉHA, en la colección Anecdota dedicada a textos inéditos “que alimentan la historia de las ideas”.
¿Por qué ha permanecido olvidado el curso durante tantos años? ¿Quién y cómo lo ha rescatado? El alumno Debidour, a su vez, también fue profesor de instituto pero murió joven, en 1917, en plena I Guerra Mundial. Y no es hasta hace muy poco tiempo que Sylvain Matton, el director de la colección Anecdota, descubre una venta, vía Internet, de documentos antiguos. Entre ellos figuraban los apuntes de Debidour, unos apuntes que corresponden, tal y como ha escrito Roger-Pol Droit en Le Monde, “a esa época en que los profesores hablaban como libros y los alumnos anotaban como escribas”. Eso confiere una aparente sencillez a las tesis y conclusiones. La definición de “hecho psicológico” comporta tiempo pero no espacio. La noción misma de hombre, que Bergson inscribe siempre en su famosa durée, se ve implicada pero sin que haya confusión con “los acontecimientos trascendentes de los que se ocupa la metafísica que estudia el alma”. Para Bergson es fundamental no salir ni del tiempo ni de lo sensible, distinguir entre hechos y fenómenos. La relación de temas abordados -“el placer y el dolor”, “la sensación”, “el sentimiento”, “las inclinaciones”, “las pasiones” o, más adelante, “los signos y el lenguaje”, “la imaginación” o “el genio”- permite hacerse una idea del alcance de este curso impartido hace 115 años y milagrosamente rescatado para volver a ser actual.
Considerado como la principal inteligencia de su tiempo, a Bergson le preguntaban sobre cualquier asunto. Por ejemplo, sobre la Bolsa… tema tan de actualidad. “La Bolsa es un juego peligroso: hoy ganas y mañana pierdes. Yo sólo jugaría uno de cada dos días”, concluyó ante el periodista que cometió la temeridad de preguntarle.
Bergson escribió un libro sobre la risa. “Hay quienes definen al hombre como un animal que ríe. Con igual exactitud podrían decir que es un animal del que nos reímos… el único medicamento eficaz contra la vanidad es la risa y la única falta risible es la vanidad”.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/cultura/inedito/Henri/Bergson/escribio/elpepicul/20081011elpepicul_3/Tes
– París – 11/10/2008