Oda a la imperfección de la política (Segunda entrega). Por Carlos Eduardo Torres Muñoz

“(…) de todos los mundos el de la política podría parecer el menos susceptible a un tratamiento racionalista —la política, siempre tan profundamente permeada de lo tradicional, lo circunstancial y lo transitorio—. Michael Oakeshott, El racionalismo en la política.

Si en la pasada entrega hubo referencias críticas al populismo, en su vertiente jurídica, siguiendo el hilo conductor de La idiotez de lo perfecto. Miradas a la política de Jesús Silva-Herzog Márquez, esta segunda entrega corresponde a los tecnócratas, partiendo, también del segundo ensayo del libro citado, cuyo título es insuperable: Gobernar en bicicleta. En éste, el también articulista de Reforma se dedica al filósofo político inglés Michael Oakeshott.  Este último, clasificado como intelectual conservador, podría resultar irónico en nuestros días, que su ensayo El racionalismo en la política desnude con extraordinaria sencillez al pensamiento tecnócrata en la política, que él quizá pensó como instrumento del liberalismo y que hoy, lo es de esa extraña reconfiguración de éste, titulado neoliberalismo, que no está lejos del conservadurismo de nuestros días. Pero no nos detengamos en los “ismos”, que al fin y al cabo ya se anclan más en personajes, cada vez menos en estructuras de pensamiento y que de cualquier forma la diversidad e interconexión que experimentamos ha borrado casi todas las barreras ideológicas que precedieron a nuestra época.

En el último texto citado, Oakeshott, se refiere a los racionalistas dedicándoles descripciones como: desconfiados de toda tradición y autoridad, que confían plenamente en su razón; a los que les resulta difícil creer que cualquier persona capaz de pensar honrada y claramente vaya a tener una opinión distinta a la suya; sus procesos intelectuales son impermeables, en la medida de lo posible, a toda influencia externa y fluyen en el vacío; consideran que la “razón” humana, de llegar a aplicarse alguna vez, libre de obstáculos, constituye una guía infalible en la actividad política.  

Claro, lo que la experiencia de la azarosa vida pública permite pensar como descripciones críticas a los técnicos “puros”, a éstos últimos bien podrán parecerles halagos objetivos. 

No es, desde luego, que la técnica o el racionalismo, sean impertinentes o inoportunas para la política y los asuntos públicos, es que la experiencia nos dice que son insuficientes. Volviendo al ensayo de Silva-Herzog Márquez: “La política no es una técnica como la mecánica, les advertía. Es, más bien, como la cocina. Ningún libro de recetas, por muy completo que sea o por claras que sean sus ilustraciones, puede servir a quién no tiene sazón. Para confinar un plato hay que entrar a la cocina, no a la biblioteca. La filosofía puede ayudarnos a comprender, pero no nos entrega recomendaciones pertinentes para gobernar”. Estamos frente a otra reedición del debate respecto a las diferencias entre pensamiento y acción; entre el científico y el político (Weber). Entre el pensar y el actuar en la cosa pública. Desde luego, y cabe aclararlo de nueva cuenta, no es que la técnica no sea aplicable a la política, sino que por sí misma es insuficiente. Sin embargo, el equilibrio es posible y quizá es la más exitosa fórmula del éxito, tanto del buen gobernante como del buen gobierno. Apuesto solo dos ejemplos: el propio padre del autor de La idiotez de lo perfecto, Jesús Silva-Herzog Flores y al prototipo de político, ideólogo y funcionario: Jesús Reyes Heroles. 

Es posible pues, aplicar la técnica, la ciencia y el racionalismo a la política, pero no son suficientes; no bastan, el estatista no es un técnico, sino una especie de artista sin arte, insiste el ensayista mexicano. Ignorar la idiosincrasia, la experiencia, las tradiciones, el contexto y el azar, son errores comunes en ingenuos y soberbios; no acompañar este conocimiento primario del análisis y el método, también.

Notas

@CarlosETorres_

Fuente: https://ljz.mx/15/02/2024/oda-a-la-imperfeccion-de-la-politica-segunda-entrega/#google_vignette

15 de febrero de 2024.  MEXICO

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