En el Iom Kippur celebrado por el judaísmo, perdura una sensibilidad que hace del acto de perdonar un don ajeno a la lógica del cálculo.
Iom Kippur es el día del perdón. Es el día imposible. Es el día del perdón imposible. Dice Derrida que el perdón solo perdona lo imperdonable. Pero si es imperdonable, es imposible de ser perdonado. Por eso, el perdón solo vale en tanto perdonalo que nadie perdonaría. Si así no fuese, no tendría el valor fuerte del perdón.
Si a mí me resulta razonable dar el perdón, ya no es perdón, porque lo maticé, lo hice posible. Si me convenzo de que algo es perdonable, entonces no es perdón. Solo aquello que escapa a mi posibilidad real de dar el perdón, o sea, lo imperdonable, es aquello digno de perdonar. Aquello que no sería razonable, aquello que yo daría aun en contra de mí mismo. Por eso, es el perdón imposible, siempre que entendamos que a partir de esa imposibilidad, se produce un cambio, el perdón se vuelve como un horizonte inalcanzable, algo posible y necesario. Como una luna que ilumina la noche. Como una utopía. Se la sabe, por definición, irrealizable, pero en ese acto se vuelve posible en tanto tiñe nuestras acciones cotidianas. Así fue el primer Iom Kippur.
Si Dios entrega sus tablas de la ley y el pueblo las rechaza, estamos en presencia de un acto imperdonable. No se puede rechazar a Dios. Y si Dios además prohíbe adorar ídolos y el pueblo adula a un becerro de oro, lo imperdonable se potencia. Hay un acto de rechazo radical por parte del pueblo, y sin embargo, Dios perdona.
Moisés vuelve a subir y retorna con nuevas tablas para un pueblo que no las quiso. Solo un acto tan imperdonable podía ser perdonado para constituirse, según las fuentes, en el primer Iom Kippur, el día en que Moisés bajó de nuevo con las tablas nuevas. Aquí no hay pacto, ni estrategia, ni conveniencia. No hay economía del perdón.
Perdonar lo perdonable es economía del perdón. Dios podría a esa altura de la Toráh, haberse ya hartado de su pueblo y de sus desaveniencias. Pero en contra de sí mismo, perdonó.
Si yo me arrepiento de todos mis errores y males, y espero el perdón, estoy haciendo economía del perdón: me arrepiento para ser perdonado; o perdono, para generar arrepentimiento.
Pero el perdón es un don, y un don no busca reciprocidad. La reciprocidad también es una relación económica. Derrida recuerda a Jankélévitch y su negativa a perdonar los crímenes de lesa humanidad, en especial en los casos en que el criminal, no lo solicita: “menos aún puede hablarse de perdonar, en este caso, en la medida en que los criminales no han pedido perdón. No reconocieron su culpa y no manifestaron ningún arrepentimiento”. Sin embargo, si sólo perdono a aquel que me lo pide, de nuevo recaigo en una economía del perdón.
Si solo merece el perdón aquel que lo solicita, no es perdón, no es don. Es intercambio. Está muy bien exigir la conciencia del error como un intento primero de disculpa, pero también es importante vislumbrar la conexión entre la lógica del cálculo y los crímenes a los que nos referimos. Los genocidios no son un producto del hombre prehistórico, sino del mismo hombre que con su razón construye la historia.
Perdonar lo imperdonable es salirse de toda esta lógica del intercambio. Es poder pensar de otra manera.
El perdón es gratuito, no busco nada del otro. Es como la amistad, un dar sin pedir nada a cambio. Es como la comunidad, un deber para con la falta del otro. El perdón no es la justicia. Iom Kippur no es una apelación a la justicia, sino a la misericordia.No le pedimos a Dios que sea justo, sino que nos perdone. El perdón posible es cálculo, diría Derrida, incluso cuando el perdón es sincero. Es que no es la sinceridad el tema en Iom Kippur, sino la imposibilidad.
De lo que se trata es de pedir perdón por aquello de lo que yo sé que no puedo arrepentirme. Y en ese acto, algo se rompió.
Fuente: http://www.clarin.com/diario/2008/10/08/opinion/o-01776726.htm
DOCENTE DE FILOSOFIA (UBA, TARBUT). COMPILADOR DEL LIBRO POSJUDAÍSMO
ok. entiendo pero q hay con el derecho. en mi caso yo soy la q lastime, yo no pedi perdon por q nisiquiera senti q daba, yo solo esperaba la condena. pero el se calmo y quizo hablar, lo q confundio a mi logica y me volvi dramatica, hasta inosente. tiempo despues el me tuvo q decir q le pida perdon pero ya no lograba conprender, ahora de leer un poco hacerca de . justica, derecho yperdon. lo q mas me inpacto es su lectura por q yo senti , q por justicia, nunca me podria perdonar por q estaria sindo. injusto con el por la falta de equidad. pero aun asi ,con solo esperanza de mente y corazon,no logro encajar todas las piess, tal vez pueda responder por favor, muchas gracias