El budismo zen no es filosofía, ni teología, ni religión, en un sentido ortodoxo. Es una estética, es la música de la percepción alerta, es la acción creadora desde la espontaneidad inconsciente.
El maestro escuchó y, luego, con simplicidad y brevedad le aconsejó:
“Conviértete en dragón”. El pintor se despeñó al principio en la confusión; pero, después, una mañana clara comenzó a brotar en él. Entendió. Se permitió la posibilidad de la transformación. Se metamorfoseó. Regresó con el maestro. Y ya no era el pintor que quería pintar un dragón. Era el dragón. Y el artista se expresó entonces finalmente, y fue “un dragón pintándose a sí mismo”, no “un artista humano tratando de representar a una criatura mítica”.D. Suzuki, Budismo Zen
La teoría del zen mantiene que la esencia de Buda se encuentra en todas las cosas, así las obras inspiradas en tal teoría, son objetos de meditación. Los pintores zen buscaron a través de sus temas, comunicar la unidad visual y espiritual de la naturaleza. El énfasis en la disciplina y la limitación, así como el recelo frente a la sensualidad, les condujo a desterrar los colores de sus pinturas y a expresarse simplemente con una línea de tinta o una aguada, técnica llamada:
Suiboku-ga y en chino, Sui-mo, que significa pintura de acuarela a la tinta. El sumiye apela alblanco y el negro, rechaza cualquier pirotecnia poli cromática, pues la multitud de colores adormecería la percepción. Era usual también la utilización de la técnica haboku-ga o “salpicado”, cuando se deseaba sugerir la repentina e irracional iluminación que los adeptos a tal disciplina experimentaban.
La acción creadora desde la espontaneidad inconsciente, el satori, es la cumbre espontánea y sorpresiva de la vida zen, es una iluminación espontánea que por lo general no perdura.
Dentro de la iconografía de Oriente -China y Japón- existen diez láminas gráficas de exquisita belleza y significado poético que nos van enseñando, a través de las imágenes y metáforas, el camino del autoconocimiento. Los búfalos zen son una serie de obras utilizadas como herramientas para una disciplina continua de reflexión y se les enseña a los niños desde pequeños; están elaboradas secuencialmente, pero al mismo tiempo pueden ser ordenadas indistintamente para su lectura.
La serie representa una vida completa del ser humano en su búsqueda interior. Estos grabados provienen de la idea budista de que todo el entendimiento de la existencia es en su mayor parte ilusión. La historia que narran es la de la interacción del búfalo con el hombre, pero el búfalo representando al mismo hombre en su fuerza interna indomable. Existen dos versiones de esta obra por demás cautivante, una esquemática en forma de cuadros y la otra en círculos.
Láminas:
• La primera: Describe al niño buscando al búfalo, está solo buscando en la jungla, o bosque. Se encuentra perdido. Ha perdido a su búfalo.
• La segunda: El niño intenta buscar en una sola dirección, lo hace dentro del entendimiento que lo rodea. Descubre las huellas del búfalo cerca del agua. A partir de aquí comenzamos a darnos cuenta que el corazón del hombre y el animal son apenas una metáfora.
• La tercera: El niño escucha al ruiseñor, sigue las ondulaciones de las ramas del sauce, el sol es cálido y el viento suave. Ve agitarse la cola del búfalo, ve su lomo y su cuerpo fuerte. Es la primera vez que ve al búfalo. Comienza a hallar su propia naturaleza.
• La cuarta: El niño tiene un encuentro con el animal y se mueven juntos haciendo círculos, mirándose uno al otro; el niño se le acerca pero el instinto del animal y su naturaleza indómita casi no se lo permiten. Este es el comienzo de la captura y la doma.
• La quinta: El niño y el búfalo se relacionan. Ahora el búfalo gira y completa un círculo. Se hablan y responden, luchan, avanzan y retroceden juntos. El niño le pasa una cuerda a través de la nariz, domesticándolo.
• La sexta: El niño regresa a casa cabalgando al búfalo. Toca la flauta en medio de la neblina del atardecer; el eco del valle le responde con su canto. El búfalo y él cabalgan serenos sobre el viento.
• La séptima: El niño ha vuelto a casa. El búfalo no está allí. Lo ha olvidado. Se arrodilla mirando la luna. Sueña con lugares lejanos. Recoge la flauta que utilizó para domesticar al búfalo. Es inútil. Se deshace de ella.
• La octava: Desaparecen el hombre y el búfalo. Todo es esencia, todo es grandeza, todo es vacío. El cielo está muy alto. La tierra es muy extensa. Se ven nubes que pasan. Fuego abrasador, viento de primavera. Todo se disuelve.
• La novena: El regreso a la fuente de agua. Se perderá si intenta conservar el recuerdo. No debe esforzarse por ver y escuchar, sino ser como los ciegos y los sordos. Sin interferir con la naturaleza. Los millones de colores aparecen, y ¿quién sabe por qué?
• La décima: Abriendo el corazón, con el torso desnudo y descalzo,va al bullicioso centro de la ciudad, a campo abierto. Tiene polvo en el rostro, pero los ojos muy abiertos. No necesita ayuda del cielo. Señala las ramas invernales y las flores se abren en un estallido.
La analogía simbólica es un mecanismo poético, una metáfora visual que enriquece la visión del mundo y nos invita a imaginar, a soñar, a vivir fuera de la normalidad y el hastío cotidiano.
Fuente: http://www.informador.com.mx/suplementos/2008/23270/6/mirar-distinto.htm
¡Zafo!
El budismo Zen es casi lo opuesto al mismo budismo que predico Gaitama, hasta donde puedo entender (si estoy equivocado, corrijanme, porfavor), porque mientras uno te dicta a la bondad, ascetismo y vida meditante, el otro te dice que con el simple hecho de entender “¿Cual es el sonido de una sola mano que aplaude?” puedes obtener la iluminación espontaneamente.
1.- Buda no predico el ascetismo, si no el camino medio. El ascetismo, reconoció el, solo debilita el cuerpo,y el espíritu se fortalece, pero al fortalecerse el cuerpo, de nuevo se debilita el espíritu, por lo tanto ese no es el camino.
2.- Zen es Zazen, es meditación, apuntaa la mente, no depende de palabras. Es Budismo. Lo que mencionas es un Koan, y el propósito del Koan es liberar a la mente del pensamiento discursivo. Ver las cosas tal como son, sin que pasen antes por el filtro de nuestros conceptos, ideas y prejuicios. Ver las cosas tal como son.
aqui y ahora se esta cociendo el guisado .mientras que el caballo bebe agua que alegria