No hay ni una sola cuestión relativa a la historia del marxismo que no sea objeto de controversia (L. Kolakowski)
Ya hemos mencionado que en el ámbito de la doctrina, hay que diferenciar entre lo que es marxiano o solo de Marx y lo que es marxista, que incluye numerosos escritos a partir de Engels y continuados en otros muchos autores, pertenecientes sea a la corriente “ortodoxa” u oficial o a la “heterodoxa”, representada por diversos marxismos críticos
Entre los denominados fundadores, Marx y Engels, existen obras escritas por solo Marx, otras por Marx y Engels conjuntamente y otras que pertenecen solo a Engels.
Es difícil o imposible encontrar en la historia de la filosofía un caso tan paradigmático de permanente colaboración entre dos amigos, no solo en el campo intelectual, sino en lo económico e incluso en lo más personal y familiar.
Es bien sabido cómo Engels, que era un burgués rico, cuyo padre tenía fábricas en Inglaterra, aportó gran cantidad de dinero a la familia Marx, para superar sus penurias económicas en Londres e incluso puso a su nombre el hijo ilegítimo que Marx tuvo con la asistenta.
En una carta Marx llegó a escribir que nunca alguien había escrito tanto sobre la riqueza, siendo tan pobre.
Podemos afirmar que el elemento específico del pensamiento marxista tiene su punto de partida en la célebre Tesis número XI sobre Feuerbach, que reza así: “Los filósofos se limitaron a interpretar el mundo de diversos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
Esta tesis del período de juventud, implica que la clave de la doctrina marxista consiste en la articulación de dos niveles distintos:
- a) el nivel teórico de conocimiento filosófico y científico de la realidad socio-histórica, y
- b) el nivel práctico, en cuanto programa político de trasformación de la realidad social.
Es decir, el marxismo consiste en la unión indisoluble de teoría y praxis, pero dando primacía a la praxis sobre la teoría. Marx no desprecia sin más la filosofía, sino aquellas filosofías meramente especulativas, como la idealista y las metafísicas del pasado, que son mera contemplación del mundo sin implicarse en su transformación práctica.
El enorme impacto ideológico y político producido por el marxismo en el mundo actual debe gran parte de su atractivo a la unión de ciencia y revolución, convirtiendo la primera en fundamento de la segunda. Marx y Engels defendían el paso del socialismo desde la utopía a la ciencia, pero no todo es ciencia en el marxismo.
Engels en su discurso ante la tumba de Marx afirmaba que éste había sido ante todo un revolucionario y que había dedicado toda su vida a la lucha por la emancipación del proletariado.
El marxismo no es, pues, ni pura teoría científica ni puro programa político, sino los dos aspectos coimplicados, sin descartar otros elementos.
En cuanto a Marx, no fue solo filósofo, sino científico, historiador, sociólogo y economista, además de activista político. De ahí la complejidad de toda su obra, sometida a muy variadas y controvertidas interpretaciones manifestadas en las diversas tendencias marxistas en el siglo XX.
El historiador L. Kolakowski lo expresa así:
“Marx no fue un escritor académico, sino un humanista en el sentido renacentista del término: su mente se interesó por la totalidad de los asuntos humanos, y su idea de la liberación social abarcó, como en un todo interconexo, todos los principales problemas de la humanidad” (cfr. Las principales corrientes del marxismo, I, pág. 17).
Quienes citan las obras de Marx tratando sus escritos como un bloque homogéneo se parecen a aquellos que hacen citas de los textos bíblicos con fines apologéticos. Olvidan que es necesario considerar la totalidad de su pensamiento en evolución, partiendo cronológicamente de su antropología filosófica, en el contexto de la polémica con la llamada “izquierda hegeliana” (L Feuerbach, D. F. Strauss, B. Bauer etc.).
Marx trató el concepto del ser humano, es decir su antropología filosófica, básicamente en su obra juvenil, en confrontación con el pensamiento de Hegel, principal representante del idealismo alemán, y con L. Feuerbach, el miembro más importante de la llamada “izquierda hegeliana”, que hace una inversión de la filosofía de Hegel en sentido materialista, dando prioridad a la realidad natural sobre la espiritual.
A la muerte de Hegel en 1831, su escuela se dividió en dos ramas opuestas, que hacían dos interpretaciones antitéticas del pensamiento hegeliano.
Según cuenta Engels, la llamada “derecha” se caracterizaba por hacer una lectura de Hegel que era conservadora en política y teísta en religión. Al contrario, la llamada “izquierda” leía a Hegel de forma revolucionaria en política y en clave atea con respecto a la religión.
Marx y Engels comienzan integrados en el círculo de la izquierda, pero pronto la criticarán en busca de un sistema propio. Para Marx lo más importante no es la crítica de la religión o de la teología que hacían Feuerbach, Strauss o Bauer, sino la crítica de la política y de la economía, desde la interpretación materialista de la historia.
Notas:
Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/humanismo.php/2019/01/25/el-humanismo-prometeico-de-k-marx-3
27 de enero de 2019