Robert Redeker, pensamiento contra integrismo

-Crítico con la intransigencia islámica, un jeque radical condenó a muerte a este profesor de Filosofía francés.

-Denuncia que en Francia los integristas “imponen un régimen de terror en muchos barrios”.

Pensar en voz alta y oponerse al fanatismo político o religioso es peligroso. En el corazón de Europa, en Francia, donde el islamismo político extiende sus peligrosos tentáculos sobre la población de origen musulmán, hay personas amenazadas de muerte por atreverse a denunciar la situación. Es el caso de Robert Redeker, profesor de Filosofía en el liceo Pierre Paul-Riquet de Saint-Orens-de-Gameville, cerca de Toulouse. El 19 de septiembre de 2006 este hombre tímido y de aspecto inofensivo publicó un artículo de opinión en el diario conservador Le Figaro titulado ‘Frente a las intimidaciones islámicas, ¿que debe hacer el mundo libre?’ El texto no pasó inadvertido para los ‘locos de Dios’ y su venganza no se hizo esperar. El jefe islamista Youssef al-Qaradawi, siniestro personaje probablemente vinculado a Al-Qadea u otras redes terroristas, decretó una ‘fatua’ (edicto religioso), en la que condenaba a muerte a Redeker, como hace años a Salman Rushdie.
Desde entonces este profesor de Filosofía vive custodiado por policías las 24 horas del día. Su vida es un calvario; abandonó su trabajo y la DST (servicios secretos galos) ha identificado algunos foros islamistas en inglés, donde aparece la foto, la dirección y un plano de la calle para llegar al domicilio del profesor, que es también escritor y miembro del comité de redacción de ‘Les Temps Modernes’, la revista fundada por Jean-Paul Sartre.
Redeker procede de la izquierda, pero ha sido abandonado por un parte de este sector, el que defiende el multiculturalismo y relativiza practicas siniestras como la ablación de clítoris o la lapidación en algunos países musulmanes bajo el pretexto de que todas las culturas son respetables. Menos de haber asesinado a Kennedy, los islamistas radicales y sus compañeros de viaje en la izquierda acusan a Redeker de islamófobo, antimusulmán y racista. Él lo niega. Dice que simplemente quiere “alertar a las sociedades democráticas europeas del peligro que corren frente a los fascistas islámicos, que niegan el debate y la reflexión y quieren imponer su forma de ver el mundo”.

Defensor de la razón

En entrevista con COLPISA, este profesor, que estuvo en Barcelona en una conferencia organizada por la Asociación de Ciudadanos de Cataluña, explica que “Francia vive una situación muy delicada, porque el islamismo político ha conseguido sólidos apoyos e impone un clima de terror en muchos barrios de grandes ciudades con una fuerte población musulmana”.
Muy vigilado por la Policía catalana, Redeker, que se define como “ateo, laico y firme defensor de la razón y las ideas de la Ilustración”, denuncia que “la imposición va ganando terreno en la sociedad francesa y las autoridades no siempre actúan con la suficiente firmeza, quizá porque están acomplejadas y no quieren ser tachadas de racistas”.
Asegura que “en algunas ciudades, como Lille, norte de Francia, hay piscinas en las que hombres y mujeres musulmanes no se pueden mezclar y en muchos hospitales públicos galos médicos varones son agredidos por hombres musulmanes que no aceptan que atiendan a sus mujeres”. “Hemos solucionado la historia del velo, pero nos queda todavía un largo camino por recorrer si queremos que la democracia y los valores republicanos y laicos no se vean alterados” plantea.

El germen del totalitarismo

Según Redeker, “hemos de ser muy vigilantes ante el germen del totalitarismo y no aceptar las idioteces del multiculturalismo, porque no es verdad que todas las culturas sean iguales o todas las ideas sean respetables”. “Hay culturas que se basan en la violencia, el sometimiento de la mujer al hombre, la represión de los homosexuales, la cerrazón mental y el secuestro del pensamiento” denuncia.
“Estas culturas no son respetables; son despreciables, de la misma forma que el fascismo, el nazismo o el comunismo no son ideologías respetables y tienen que ser combatidas con firmeza y rigor si queremos seguir viviendo en democracia” planeta.
Esta víctima del fanatismo político y religioso considera que “una barbaridad y una injusticia confundir mi rechazo del islamismo radical y de sus valores reaccionarios y antidemocráticos con los musulmanes”. Asegura que respeta a los musulmanes y a las personas de otras confesiones y que se opone abiertamente “al racismo, porque desprecia al ser humano”, pero pone como condición para vivir “en una sociedad laica y democrática que todos aceptemos sus reglas de funcionamiento”. En caso contrario, “nos hundiremos y acabaremos con los valores de la igualdad, la libertad y la fraternidad”.
Redeker reconoce que la integración de los inmigrantes musulmanes en los países europeos no es un asunto fácil de resolver. Está a favor del diálogo y el entendimiento, pero advierte que “es el Islam el que se tiene que adaptar a la democracia, y no al revés, de la misma forma que el catolicismo y otras confesiones cristianas lo han hecho”. “Si los demócratas no somos valientes –sentencia- vendrá la extrema derecha racista y solucionará los problemas de mala manera. Es decir los empeorará”. “La Europa democrática no debe bajar la guardia, ni tampoco decirles a los musulmanes que no necesitan compartir valores comunes a toda la humanidad, los valores de la dignidad, la libertad de pensamiento y de culto, la igualdad de sexo y la lucha contra toda forma de opresión” concluye.

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