Estaba tentado de titular esta entrada como “la falacia de Piketty”, pero son tantas que he optado por el artículo indeterminado. Una más.
En esta ocasión, no obstante, me ha interesado porque es una falacia que comparte con todos los socialistas y, en general, con aquellos que confían en que la solución a nuestros problemas vendrán de una mayor intervención del Estado en nuestras vidas.
Piketty, por un lado, critica a nuestros gobernantes, incapaces de reducir la desigualdad, de redistribuir mejor la riqueza, a menudo plegados a los intereses de las grandes corporaciones y del capitalismo financiero internacional (ya me perdonarán la terminología). Sentada esta base, Piketty se lanza a proponer toda una serie de medidas para “que los más ricos paguen más” y el Estado disponga de más recursos.
Y aquí viene la pregunta: ¿es qué no se da cuenta de que todos esos ingentes recursos adicionales que pretende recaudar los va a poner en manos precisamente de esos gobernantes incapaces, influenciables, corruptos muchas veces? ¿Se imaginan el resultado? Ni siquiera es preciso imaginar, estudien lo que pasó con, por ejemplo, la famosa “guerra contra la pobreza” del presidente Johnson o con el no tan lejano plan E del nefasto Zapatero.
Una reciente decisión del propio Piketty confirma esta falacia. Condecorado por Hollande con la legión de honor, Piketty la rechazó argumentando que el gobierno francés no está capacitado para juzgar quién debe de ser honrado públicamente y quién no. Pero ese mismo gobierno sería el que tendría que lograr la redistribución de la riqueza gestionando recursos cada vez más grandes. ¿Incapaz para decidir sobre una condecoración pero capaz para decidir qué hacer con miles de millones?
Claro que los socialistas suelen resolver esta falacia acudiendo al filósofo rey de Platón, que suelen identificar con ellos mismos o con el primer caudillo con labia y decisión. Es, una vez más, la fatal arrogancia socialista. Se ha probado durante más de un siglo y los resultados no pueden ser más catastróficos, entre otras cosas porque cuando llegan al poder su comportamiento no es precisamente mejor que el de quienes sustituyen, al contrario, suele ser peor, eso sí, bien envuelto en toda la hueca retórica que ya conocemos.
Parece que la caída del comunismo soviético no nos ha enseñado nada. También los burócratas soviéticos que planificaban los planes quinquenales se creían capaces de ordenar la vida de un país entero. Se equivocaban; igual que se equivoca Piketty. ¿Tan difícil es confiar en la gente y en las decisiones que toma con el dinero que ha ganado con su trabajo?
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Comentarios:
Jaume Andrés Bacardit
Creo que el autor debería precisar mejor su pensamiento o acotar mejor el espacio donde aplicarlo. Soy un misionero en un departamento amazónico del Perú y me suena a desfachatez cuestionar que los ricos deben pagar más y que los Estados deben manejar más dinero. En el Departamento de Madre de Dios del Perú los derechos educativos de los niños no están garantizados por falta de escuelas y maestros, la trata de personas es un mal endémico, en la misma capital del departamento no hay buses públicosy quien quiera desplazarse ha de pagar taxi (o mototaxi), los empresarios estan exigiendo, de hecho, a los trabajadores, jornadas de 10 horas diarias, a menudo 7 días a la semana, sin seguros ni derecho a vacaciones pagadas porque dos tercios de la economía del país es “informal”, ajena a leyes y a contratos. En el país hay zonas, como el VRAEM, dominadas por los cocaleros, donde el Estado no existe o lleva las de perder; la delincuencia en el país es proverbial, las desigualdades abismales y crecientes (aunque crece también una clase media, no hay que negarlo), y la minería ilegal del oro deja grandes fortunas a los mafiosos, muertos y desaparecidos en las explotaciones, ríos contaminados de mercurio que están terminando con actividades tradicionales de los nativos, como la pesca, y han esquilmado miles de hectáreas de selva. ¿Y sigue pensando que el dinero debe seguir en manos de quienes lo acaparan y desconfiando del Estado, que es quien debe poner orden en este caos? ¿Puede seguir afirmando lo que dice sin que se le cruce la fibra ética o es que su liberalismo trasnochado y decimonónico le ocasiona ceguera? Quisiera creer que con su artículo solo pretende criticar la mala o corrupta administración de espacios próximos o conocidos. Si es así, ruego corrija o complete su artículo a fin de no dar un plato tan indigesto a los lectores de este medio.
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Francisco Balart
Completamente de acuerdo con Soley. El problema de fondo en la sociedad política contemporánea sigue siendo la disyuntiva entre la fatal arrogancia socialista y el criterio de las personas para administrar libremente lo suyo. En lo demás, cara o sello.
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Fuente: http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=33303&id_seccion=60
14 de abril de 2015.
1) Soy socialista y no creo que la solución a nuestros problemas vendrá de una mayor intervención del Estado en nuestras vidas. Ergo, la afirmación universal con que prácticamente abre su texto es manifiestamente falsa.
2) la manera en que entiende el socialismo es en el mejor de los casos un poco pobre y en el peor un hombre de paja fabricado a medida para poder destruirlo facilmente. Asegurar que los socialistas resuelven el problema que plantea apelando al rey filosofo es muy arriesgado. Gente como Adolfo Sánchez Vázquez, Carlos Pereyra Boldrini o Bolívar Echeverría, grandes pensadores que se ocuparon en algún momento de la cuestión de qué es o sería el socialismo, son ejemplos perfectos que desmienten semejante afirmación, puesto que abogan por la formación de organizaciones en que el ejercicio el poder es más bien democrático.
3) Sus afirmaciones acerca de la conducta de los socialistas en el poder y las que hace acerca del “comunismo” soviético identifican de manera muy apresurada el socialismo y el comunismo con formas de organización que se han dado históricamente y han pretendido ganar para sí mismas tanto el epíteto de socialistas como el de comunistas, pero que han sido duramente criticadas por otros que sostienen que no han sido ni lo uno ni lo otro. Los mismos personajes antes mencionados pueden servirle de ejemplo.
4) Parece muy aventurado hablar del socialismo como si fuera uno solo, como si existiera algo así como El Socialismo, cuando más bien parece que lo que existen es una diversidad de formas de socialismo, se podría decir que diferentes socialismos, que pueden diferir de manera importante respecto a la manera en que se entiende en ellas la participación de las personas en la organización socio-económica.
Hay que tener cuidado con estas cosas, no vaya a suceder que alguien lea el texto que quiere criticar falacias y le conteste al autor: “de te fabula narratur”
Excelente comentario Rafa. Ya se ha vuelto toda una moda entre los “liberales” reducir a falacia a toda posición que no sea la suya. Aunque para sostener sus asertos tengan que incurrir en otras más…
Aparte de estar completamente de acuerdo con Rafa y con Bacardit, de este último podría decir dolorosamente de acuerdo pues vivo en Chile, me interesa comentar que la arrogancia es un problema y no menor. Soley asume una cantidad de prejuicios e inexactitudes que le permiten fácilmente dar por sentado lo que se ha de probar. De este modo se presenta el hablar desde lo “evidente” para todas las personas inteligentes-vale decir, para él y sus amigos-mientras que los otros quedan en la triste categoría de “los que no han aprendido nada”.
Pero de este modo, desde la arrogancia que se autoconfirma y que no duda, dificilmente podremos acercarnos a un dialogo que realmente afronte los problemas y que nos permita salir de esta disyuntiva entre un estado que todo lo controla con políticos corruptos, y una economía salvaje donde los ricos tienen todos los derechos y ningún deber.
En este sentido, la contribución de Piketty me parece fundamental para llevarnos a un nuevo modo de aproximación a la realidad económica