Señala Marcel Proust: “cada lector, cuando lee, es el propio lector de sí mismo”, pues es precisamente aquello que el escritor logra remover en el mundo interior del lector lo que le permite admirarlo (incluso creer que lo comprende), ya que cuando se lee a un autor, volcamos nuestro propio mundo en cada texto. Por ello, la lectura propende a ser interpretada, o sea falseada.
Falseamos la realidad porque a duras penas entendemos sólo aquello que “podemos” concebir. De allí que la gran cultura universal, es una reinterpretación de interpretaciones ya hechas que nos alejan o nos pueden acercar a lo que el autor quiso decir.
Existen casos de autores que han vinculado el pensamiento con el arte. En otras palabras, han combinado lo que se plantea como idea con lo “lírico”, lo poético, lo artístico. Este carácter de embellecer las ideas es una cualidad que pocos logran dominar, siendo una forma comunicacional que se remonta a un tiempo en el cual “los pensamientos” eran expresadas de manera poética. Un autor que maneja el arte de tratar las representaciones de manera artística y excelsa, es el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900).
Me son familiares las ideas de este filósofo desde temprana edad y al leer y releer sus obras, siento que Nietzsche ha sido uno de los más grandes pensadores con los cuales ha contado la civilización, pero asimismo uno de los más incomprendidos. El origen de este modo de interpretar a Nietzsche de múltiples formas obedece, entre otras razones, a su estilo literario. El uso de los símbolos, las metáforas y la manera poética excepcional, induce a que las interpretaciones en torno a su obra sean múltiples y antagónicas, lo cual, por supuesto, es inevitable.
Son muchas las ideas que volcó este gran pensador y profesor universitario desde muy joven, quien murió apenas a los 55 años, de forma “atormentada”. Su obra parte de la idea de que “la auténtica” filosofía se remonta a los filósofos preplatónicos, aquellos que encarnaban la visión “física” del mundo, razón por la cual Nietzsche es entre otras cosas un filósofo distante de la metafísica. El entusiasmo por la vida está presente en cada uno de sus textos, ensalzando la idea de que existe una dimensión dionisíaca (festiva) en contraposición con la apolínea (comedida, adusta y “racional”). Las ideas de Nietzsche están presentes en la obra de Sigmund Freud, siendo curioso creer que se entiende a Freud sin haber leído a Nietzsche. Pero no solamente pudo influenciar a Freud, sino a otros importantes intelectuales, estando larga la lista: Martin Heidegger, Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Michel Onfray, GianniVattimo, Fernando Savater, Alberto Moravia, Milan Kundera, Arturo Uslar Braun, Fernando Rojas Guardia y muchos otros.
Quizá lo más contundente es la exaltación del hombre como ente individual y la idea de que puede ser superado por un tipo de sujeto mucho mejor, que al traducirse al español vendría a ser el “superhombre” o el “ultrahombre”. Esta forma de plantear la existencia convierte la obra de este filósofo en seductora y proselitista, desembocando necesariamente en lo político (idea la que expongo en mi ensayo “Implicaciones políticas de la relación Nietzsche-preplatónicos” Revista Filosofía No. 23. ULA).
Si bien Nietzsche fallece en el año 1900, su labor es tomada por actores políticos recientes y contemporáneos inesperados. Por una parte es usurpada por el nacionalsocialismo alemán. Cuenta la leyenda que además del texto Mi lucha, de Adolfo Hitler, en los morrales de los soldados alemanes era frecuente encontrar Así habló Zarathustra de Nietzsche. La idea del superhombre había fascinado a los nazis y la utilizaron de manera tortuosa, como tantos otros lo han hecho.
Por otra parte es apropiado por varias escuelas de filosofía, pero incluso por grupos que cultivan el anticristianismo como forma propositiva de plantearse la existencia. Los estetas actuales han exaltado la obra de este gran pensador, pues sus apreciaciones sobre el arte, en particular la vinculación con la música y por supuesto con Wagner, hacen que sobre estos sustratos las especulaciones abunden.
Pero, a mi juicio, lo más interesante es que el pensamiento de Nietzsche no sólo influenció los siglos XIX y XX (es el sustento intelectual de lo que se conceptúa como postmodernismo) sino que está presente en el siglo XXI, más vigente que antes. La crisis de las utopías y la exaltación del primitivismo inducen a revisar las palabras de este hombre visionario, que sigue deslumbrando a quienes se le acercan y produce escozor en algunos que todavía se apegan al fatídico marxismo.
De los más bellos e influyentes textos que ha podido crear hombre alguno, sigue siendo Así habló Zarathustra, uno de los grandes legados de la cultura universal. Un libro en donde lo literario y lo filosófico alcanzan una forma sublime de fusión. Como señala su propio autor: “Un libro para todos y para ninguno”.
@perezlopresti
Fuente: http://www.eluniversal.com/opinion/140913/para-todos-y-para-ninguno
13 de septiembre de 2014. VENEZUELA