Concluyo esta “serie” de artículos acerca de cómo determinados autores importantes han pensado y visualizan la naturaleza. Martín Heidegger,filósofo alemán, difiere radicalmente con aquellos que relacionan a la naturaleza como algo dado para el hombre (Descartes, la modernidad, Marx, sus acólitos, la postmodernidad y, gran parte de la economía). Él asume una crítica. Con una necesaria diferencia entre ciencia y filosofía.
La ciencia es conocimiento positivo: porque está dirigido al ente: más precisamente a un determinado ámbito del ente. Por lo que una ciencia del ente en conjunto es imposible. Busca la dominación, el manejo, dirección y cómo hacerlo utilizable al ente, como ‘techne’.
La ciencia tiene siempre por meta el “rendimiento”. Por eso hay “progreso”, “desarrollo”, sólo hay que revisar el logos de los economistas para darse cuenta.
En cambio la filosofía, es trascender, es decir, filosofar: No se dirige al ente, sino al ser. Ni a un ámbito determinado, pero tampoco a todos los ámbitos tomados en conjunto. En realidad se pregunta por el ser y se dirige, por tanto, al ente en conjunto.
Heidegger alista la sentencia más original y radical: Ser-en-el-mundo significa una unidad, una estructura original e íntegra, a pesar de ser una expresión compuesta. Se destacan en él: ‘en el mundo’, es decir, en la estructura ontológica del mundo/naturaleza.
El ‘ente’, es el modo de ser-en-el-mundo. El ‘ser-en’ como tal, completado con ‘el mundo’, muestra una relación de ser entre dos entes; por ejemplo.: el agua ‘en’ el vaso, un hombre ‘en’un país, están ‘en’ un lugar. ‘En’ significa: ‘habitar en’.
Pero, el hombre occidental-capitalista, no asume la naturaleza simplemente como algo ‘ante los ojos’ o, como un ‘habitar en’. El hombre contrariamente observa el bosque como un parque forestal, o la montaña como una cantera/yacimiento. Esto significa que el hombre ve el mundo circundante con “ojos mercantiles, de producción, de explotación”. De manera que la cosa o la naturaleza que está ahí “ante los ojos” se convierte en lo a-mano, en lo útil. Esto, irreparablemente inhabilita la posibilidad de descubrir la naturaleza como aquello que ‘vive y crea’como ‘paisaje’. Dice Heidegger acertadamente que “las plantas del botánico no son flores en el camino”.
Pero, la obra no funciona sólo en la circunscripción doméstica como en el caso anterior, sino también en el “mundo público”: los caminos, puentes, edificios, estadios, tiene en cuenta la naturaleza del mundo circundante: pone ejemplos: un andén cubierto tiene en cuenta el mal tiempo, o el alumbrado la oscuridad, o un reloj que implica un uso tácito de la posición del sol “lleva a cabo la regulación astronómica oficial de la medida del tiempo”. Indica que el reloj, como un útil, es: a-la-mano, es co-a-la-mano.De igual forma; el paso ecológico de aves y monos por los puentes aéreos que cruzaran un “parque en reserva”, insinúa un “resguardo” de la naturaleza, pero lo que resguarda en realidad es lo útil, el progreso, lo que está a-la-mano.
El mundo/naturaleza existe para ser usado como reserva, un stock, porque la ciencia y el progreso tiene a la tecnología como un factor de producción, amenazando con posibilitar una amnesia colectiva al des-unir el entorno del ser-en-el mundo. Olvidando que el hombre habita en el mundo/naturaleza y cuando se le enajena esa naturaleza, el ya “no es”, deja de ser…en-el mundo.
Estudios en economía y filosofía. [email protected]
Fuente: http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2013/1110/noticias.php?id=111367&calificacion=5
11 de septiembre de 2013