El cineasta británico Danny Boyle, conocido por Trainspotting, mezcla en Sunshine -que se estrena mañana-, la ciencia ficción con la filosofía, pues éste es fanático del género. “El espacio exterior es el lugar donde conviven todos nuestros miedos y nuestros sueños”, explica Boyle, que dice odiar la repetición.
De ahí que su filmografía, que comenzó a mediados de los 90, esté hecha a base de saltos de género, y de la mezcla de filmes pequeños y superproducciones. Algo que, como explica ante un grupo de periodistas, supone algo revitalizante para su trabajo: “Un nuevo género nunca sabes cómo abordarlo -dice- y aprender a hacerlo mantiene tu frescura como director”.
Nacido en Manchester en 1956, Danny Boyle está considerado uno de los cineastas más influyentes de su generación, un hombre perfeccionista hasta el punto de empeñar tres años en este proyecto, incluida la preparación de sus actores, sometidos a vuelos de gravedad cero, apoyados por consejeros científicos y visionando filmes de género.
El hecho de que Sunshine plantee la misión de ocho tripulantes de una nave-bomba con destino al Sol para intentar reactivar la estrella que se apaga, lo que supondrá el exterminio de la humanidad y del planeta, hace que Boyle recuerde que se trata de la primera película sobre el Sol, “la gran estrella esencial en nuestra vida”.
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