Muchos expertos consideran que el origen de la justicia social se encuentra en lo que fue la justicia distributiva que estableció en su momento Aristóteles, que venía a ser, la posibilidad de acceder a la educación y la alimentación.
Ya en el siglo XIX, esta corriente de la justicia social se fundamenta en lo que se llamaba en su momento la “cuestión social” que no era más que el descontento general que existía por parte de los trabajadores, en virtud de los bajos salarios y los pocos beneficios que estos tenían, mientras que dichas empresas obtenían grandes beneficios.
El sacerdote Luigi Taparelli, considerado como uno de los fundadores de la doctrina social de la iglesia, utilizó el tèrmino “Giustizia Sociale” en 1840 en el libro titulado “Saggio teoterico di dritto naturale, appogiato sul fatto (Ensayo del Derecho Natural apoyado en los hechos) publicado en el año 1843 en Livorno. En dicha obra dice que: “La justicia social debe igualar de hecho a todos los hombres en lo tocante a los derechos de la humanidad”.
En 1848, el pensador y filósofo italiano, Antonio Rosmini-Serbati, publicó un folleto en el que hacía especial relieve del concepto de justicia social. En el año 1861 fue el político y filósofo inglés John Stuart Mill quien dio el respaldo y prestigio definitivos a dicho término en su libro “Utilitarismo”.
Sin embargo, la definición más concreta y exacta del concepto justicia social, la podemos leer en el texto de la Encíclica Gaudium et Spes (Alegría y Esperanza) emitida en el transcurso del Concilio Vaticano II (1962-65) según la cual, existe justicia social cuando la sociedad posibilita que cada persona, asociación o pueblo, disponga de los medios necesarios según su naturaleza y condición, para desarrollarse plenamente; a esto se le denomina: bien común.
La justicia social, en la actualidad se refiere a la igualdad de oportunidades y de respeto de los derechos humanos. Está basada en la equidad más que en el de igualdad, porque desde el punto de vista de la igualdad, todos los individuos o personas son iguales, por lo tanto deben recibir el mismo tratamiento, mientras que desde la óptica de la equidad, los individuos son diferentes entre sí, y por ello, deben recibir un tratamiento diferenciado que
busque reducir las desventajas que se pueden tener desde el inicio, por ello, actuar conforme a la equidad es revertir esas desigualdades injustas que desfavorecen a los más necesitados, como es el caso de aquellos que no tienen un hogar, o no tienen empleo o simplemente no tienen acceso a algunos bienes o servicios básicos para su desenvolvimiento y desarrollo como ser humano, es por esto que la justicia social va más de la mano con la equidad que con la igualdad.
En el año 2007 la ONU estableció la fecha del 20 de febrero como el Día de la Justicia Social, abogando porque se celebren ese día actividades que fomenten la dignidad humana, el desarrollo de los pueblos, el pleno empleo, la igualdad entre géneros y el bienestar social.
La justicia social implica que, los diferentes países se comprometan a luchar contra los desequilibrios de mercado que puedan surgir, poniendo en marcha los mecanismos necesarios para que la sociedad pueda desarrollarse en términos económicos.
Son los pueblos que promueven y defienden la justicia social los que disfrutan de mayor y mejor calidad de vida, disfrutando de una convivencia más pacífica, porque a nadie se le esconde que la ausencia de equidad es el germen de revueltas y enfrentamientos sociales.
En un sistema que garantice la justicia social, se respetarán mucho más los derechos fundamentales del ser humano. Para concluir, diremos que, la justicia social busca proteger los derechos fundamentales del ser humano: la vida, el derecho a una vivienda digna, el derecho a un empleo, a formar una familia, etc., permitiendo el desarrollo de la persona y su crecimiento económico y social.
Fuente: http://www.elperiodicodecanarias.es/20-de-febrero-dia-de-la-justicia-social/
24 de febrero de 2017. ESPAÑA