SEGÚN el Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) los diez personajes más conocidos de la historia son, por este orden, Aristóteles, Platón, Jesucristo, Sócrates, Alejandro Magno, Leonardo, Confucio, Julio César, Homero y Pitágoras. La filosofía con tres representantes, la historia y la religión con dos, y el arte, la literatura y las matemáticas con uno son las triunfadoras al encabezar esta larguísima lisa en la que los españoles no aparecemos hasta el puesto 50 con Picasso. Si se quiere decir de otra forma gana por goleada la antigüedad grecorromana con siete personalidades; seguida, con uno cada una, por el judeocristianismo, el Renacimiento y la china del siglo V antes de Cristo. En cuanto a épocas históricas triunfa la antigüedad entre los siglos VII antes de Cristo y el siglo I con nueve personajes, siendo el único posterior del siglo xv. Y todos, menos los dos pertenecientes al ámbito religioso, son europeos.
Jugando con esta lista cabe preguntarse qué sabrán nuestros escolares -españoles y por ello europeos- de estos diez personajes más conocidos de la historia de los que ocho son europeos, como ellos, y uno, Jesucristo, ha impregnado todos los estratos de nuestra cultura -desde la más alta a la más popular- durante 20 siglos. Mucho he deplorado en estos artículos que se esté robando a nuestros niños y jóvenes la posibilidad de conocer la cultura grecorromana, la historia de las religiones (todas, pero con especial énfasis el judaísmo y el cristianismo por su influencia en la cultura y el arte occidentales), el arte y la literatura. El derecho a la educación está amparado por nuestra Constitución en los puntos uno y dos de su artículo 27: “Todos tienen el derecho a la educación… La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Aunque nada se dice sobre contenidos y calidades, quedan sobreentendidos al aludirse a lo que hace posible el pleno desarrollo de la personalidad humana.
Es imposible este desarrollo sin el conocimiento de las disciplinas que tradicionalmente se han agrupado bajo el nombre de humanidades. Y sin él es mucho más difícil el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. A mejor educación, mejores ciudadanos, y por ello más y mejor democracia.
Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/2094041/aristoteles/platon/y/jesucristo.html
21 de agosto de 2015. ESPAÑA