Te invito a que esta noche antes de irte a dormir te cuestiones :¿Estoy diciendo mis ideas o estoy diciendo las ideas de los medios que elijo?
La televisión es el primer sistema verdaderamente democrático, el primero accesible para todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible es, precisamente, lo que quiere la gente: Clive Barker, escritor y director de cine inglés.
El filósofo argentino José Pablo Feinmann siempre que trata de explicar el existencialismo de Heidegger, saca a relucir un pequeño relato que titula “la ideología taxi”. La ideología taxi sirve para describir el estado de interpretado detectado por Heidegger. Pero antes de entrar en materia les relataré el cuentecillo de la ideología taxi.
Feinmann cuenta que generalmente cuando uno sube al taxi el taxista tiene la costumbre peculiar de comenzar a hablar y, comienzan a hablar de lo que escuchan en la radio; entonces, cuando apenas dicen dos palabras uno ya sabe la estación de radio que escucha. En consecuencia uno puede pedirle que no siga hablando porque ya sabemos lo que nos va decir y lo sabemos porque eso es lo que dicen en la radio que el taxista escucha. Entonces el taxista no está diciendo sus ideas, está diciendo las ideas de la radio que escucha; no está hablando, está siendo hablado; no está pensando, está siendo pensado; el taxista vive en estado de interpretado, sus ideas no son suyas, lo que dice no le pertenece.
El estado de interpretado es llamado por Heidegger como la existencia inauténtica. La existencia inauténtica es aquella que es incapaz de reflexionar ante la finitud del hombre, aquella que vive en exterioridad, según Feinmann. Ésta se caracteriza por la avidez de novedades, es decir, qué hay de nuevo en cada tema (esto para promover y facilitar el consumo) y; que se les dicte lo que hay que leer o lo que hay que ver. Los sujetos que viven una existencia inauténtica -para Feinmann- son sujetos sujetados por el poder y, son la gran mayoría de los seres humanos. Esto no es más que un sistema que piensa por nosotros y nos ahorra la “horrible” tarea de pensar.
En el México actual se pueden detectar dos grandes fuentes de los estados de interpretado; aquellos cuyo control es oficialista y aquellos cuyo control es antioficialsta. Según el principio de polaridad del hermetismo, todo es doble y todo tiene dos polos y, los polos en los extremos se tocan. Así, en este caso es ley. Los oficialistas y los antioficialistas comparten el estado de interpretado y lo más curioso es que discuten entre ambos grupos sociales para tratar de hacer notar que uno es más inteligente que otro o que en su defecto, el otro es más manipulado que uno. Peyorativamente se llaman entre ellos de distintas formas pero son más conocidos en México como chairos y derechairos, peñabots y pejezombis, rojillos e imperialistas, mamertos y vendepatrias, entre otras.
El tema sale a relucir porque en tiempo electoral el apasionamiento de estos grupos se agudiza a niveles insospechados. Basta con conocer a uno de cada grupo para haberlos conocido a todos. Si hablas con un “peñabot”, sabrás de antemano que sus fuentes serán Ciro Gómez Leyva, López-Doriga, Carlos Loret de Mola, Milenio o Noticieros Televisa, por lo tanto su discurso es predecible. Si hablas con un “pejezombie”, sabrás de antemano que sus fuentes son Aristegui, Denise Dresser, Lydia Cacho, La Jornada, Proceso y recientemente Pedro Ferriz de Con, por lo tanto su discurso también es predecible.
Al final de cuentas ambos grupos parecen recitar una teopneustia cuando en realidad son palabristas de mensajes, pensamientos e interpretaciones de periodistas, empresas de comunicación y líderes de opinión. Los unos tachan de ovejas a los otros y se olvidan que las ovejas negras no dejan de ser ovejas.
Lo preocupante es que quienes investigan la “noticia” se pasan tanto tiempo buscando las ramificaciones de la delincuencia, la corrupción y la violencia, que no les queda tiempo para buscar las raíces de estos problemas pues es sanando las raíces como se solucionan los problemas y no cortando las ramas. Por eso la exigencia ciudadana debe ir en función de acabar con la raíces de los problemas y no en luchar contra las consecuencias.
Es por eso que antes de enfrascarte en una guerra de odio, antes de embarcarte en una discusión política, antes de ofender a alguien que no simpatice con lo que crees que piensas, recuerda que tú tienes el control, tú tienes el cursor, tú decides qué es lo que quieres ver, qué es lo que quieres escuchar y de qué información te quieres saturar; al final en eso reside la diferencia entre un México esperanzador y un México en la desesperanza, es decir, en una mera cuestión de percepción.
Sobre todo te invito a que esta noche antes de irte a dormir te cuestiones: ¿Estoy diciendo mis ideas o estoy diciendo las ideas de los medios que elijo? ¿Estoy hablando o estoy siendo hablado? ¿Estoy pensando o estoy siendo pensado? Porque quizá esas ideas que con tanto fervor defiendes no son tuyas y estás siendo sujetado por el poder. (@TruGMA)
Fuente: http://www.sdpnoticias.com
25 de abril de 2015. MEXICO.