GUSTAVO BUENO MARTÍNEZ Filósofo, cumple medio siglo en Asturias

«Tomé posesión como catedrático de Filosofía de Oviedo en el café Alvabusto»
«Me gustó ver que aquí la gente no sabía dónde estaba la Universidad, suponía poner las cosas en su punto»
Tal día como hoy, hace 50 años, apareció en el BOE el nombramiento de Gustavo Bueno Martínez como profesor de «Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo con un sueldo anual de entrada de 28.320 pesetas y demás ventajas que le conceden las disposiciones en vigor».

-¿Un nuevo mundo?

-No. Ya veníamos a Llanes por los veranos. Pero no teníamos coche y no íbamos a Oviedo apenas. El viaje desde Salamanca era horroroso. Bueno, horroroso visto desde ahora, entonces, en tren, horas y horas, era magnífico.

-Hay que huir del victimismo.

-Claro, se vio el otro día en la Complutense, esa pandilla de mentecatos queriendo regresar a las coordenadas de la Guerra Civil.

-Entonces…

-En qué quieren identificar al PP con el franquismo.

-Volviendo a aquel Oviedo.

-Oviedo era para mí un nombre mítico. Era Feijoo entre otras cosas. Y Lázaro Carreter, compañero mío en Salamanca, enlazaba con Oviedoa través de Alarcos. Cuando salieron las oposiciones las firmé. Éramos cuatro, Montero Moliner, Garrido…

-Y llegó.

-Llegué en un Seat 600. Al aparcar en la calle Jovellanos lo primero que vi fue un letrero que ponía «Botica». Pregunté incluso a tres personas seguidas y ninguna sabía dónde estaba la Universidad. Menuda sorpresa. Esto no es Salamanca, pensé. El secretario general era Aparici, catedrático de Derecho Romano. Muy simpático. Me presentó a varios profesores. El rector era Silva Melero. Naturalmente usted tiene bienes raíces, me dijo, pero otra cosa es la liquidez, así que si lo desea la Universidad puede adelantarle algún dinero para instalarse. Don Juan Uría, ya jubilado, me preguntó si era aficionado a la antropología y me pasaba revistas francesas. Allí estaba también Serrano, todo gente extraordinaria. Era la Universidad clásica. Me gustó que la gente no supiese dónde estaba la Universidad porque suponía poner las cosas en su punto. Y me gustó la toma de posesión.

-¿Cómo fue?

-Aparici me llevó al café Alvabusto, que después fue Logos. Una ampliación de la Universidad, me informó. Allí estaba, entre otros, Ojanguren, el librero. Todos como en casa. Aparici llamó al bedel, a Pachu, bajó el libro y firmé. Hala, ya eres catedrático de Oviedo, me dijo. Así que tomé posesión como catedrático de Filosofía de Oviedo en el café Alvabusto. Mucho mejor que aquellas ceremonias de Salamanca, pensé.

-¿Qué otro paisanaje conoció?

-También enlacé con la gente del instituto, entre ellos, claro, don Pedro Caravia y Gayol y Cristina Alas. Inmediatamente me pusieron en un tribunal de Magisterio que era una lata. Fue la novatada. Sacaban bolas de un bombo y escogían un tema de tres. El secretario era Fraga, que escribía en LA NUEVA ESPAÑA. Muchos elegían un tema titulado «El ángel de la guarda». Y yo, muy serio, les preguntaba si el ángel de la guarda vivía en las diputaciones provinciales o en los gobiernos civiles. Contestaban que eso no lo traía el libro. El resto del tribunal me miraba con una cara muy extraña. En octubre empecé el curso en el aula Sevilla, al lado de los jardines. Después, en el aula Feijoo.

-¿Cuál era entonces su pensamiento?

-Nunca me he hecho esa pregunta. Improvisando, diría que mi actitud era la propia del racionalismo lógico. Había preparado cátedras de lógica. No era marxista, conocía el marxismo en plan puramente teórico. Me interesaba, sí, la economía. Pero iba por una filosofía racionalista desde una formación escolástica.

-Ya había leído, por ejemplo, a Wittgenstein.

-Claro, estaba completamente al tanto, había leído a Merleau-Ponty y a Piaget. Con frecuencia me llamaban del CISC, de Madrid, para que les explicase cosas de cibernética. Vi entonces lo fácil que era para un filósofo hacer trampas divulgando determinadas cosas, una práctica muy extendida.

-¿Dejó la lógica?

-Renuncié a la lógica porque me aburría su esterilidad. Cuando empecé a estudiar matemáticas vi que no había color. La lógica sólo demuestra que p implica q. Era ateo, lo que exigía cierta prudencia. Pero sabía que era muy difícil que te echasen de la Universidad, no así de un instituto. Y es que cuando llegué aquí ya estaba firmada mi destitución como director del instituto de Salamanca. Antes de ir a Oviedo fui a visitar a Torcuato Fernández Miranda, director general de Universidades. Era de reglamento. Y me dijo que si las paredes de mi nuevo despacho no tenían libros esperaba que al terminar mi estancia en Asturias estuviesen forradas de libros.

-¿Qué primaba en la filosofía española?

-El escolasticismo. Era lo mejor con Ángel González o Millán Pueyes en Madrid. Es falso que no conociesen otras cosas. Había sólo tres facultades de Filosofía, en Madrid, Barcelona y Valencia. Barcelona era un delirio. Allí estaba Font y Puig, que formó parte de mi tribunal. Decían que era budista. Era muy franquista. Se ponía un visera y nos miraba desde el estrado con unos prismáticos. Y Fermín de Urdaneta, uno de sus discípulos. Recuerdo una lección magistral que anunció sobre el gran filósofo Severino Cementerio. Y resulta que era la supuesta traducción de Soren Kierkegaard. Así estaban las cosas. Decía: como indica el profesor Cementerio, la angustia es… vamos, un verdadero disparate.

-Racionalismo logicista, decía.

-Sí, con la intención de reconstruir todo el sistema filosófico aunque no sabía cómo ni por qué.

-Una tarea de titanes.

-Mi contexto en Salamanca era de profesores de Medicina que habían leído a Kant. Y químicos y bioquímicos. Allí fue donde se me ocurrió la idea del cierre categorial. Era necesario hacer un sistema con cierta coherencia.

-¿Y ahora, cincuenta años después?

-Pues este mismo lunes iniciamos en la fundación las actividades de la Escuela de Filosofía de Oviedo. Voy a hablar sobre el porvenir de la filosofía en la sociedad democrática.
Fuente: http://www.lne.es/oviedo/2010/04/18/tome-posesion-catedratico-filosofia-oviedo—-cafe-alvabusto/902308.html

SPAIN. 18 de abril de 2010

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