Nace una asociación de licenciados en Filosofía que pide impartir en exclusiva la asignatura de Educación para la Ciudadanía con el objetivo de mejorar su docencia
Estudiantes de Secundaria asisten a una clase de Educación para la Ciudadanía.
Filósofos para la Ciudadanía. Así se llama la nueva asociación que, integrada por profesores, licenciados en paro y estudiantes de Filosofía, busca la mejora de la asignatura Educación para la Ciudadanía a través de una renovación de sus métodos didácticos y sus contenidos.
Esta asignatura, en su corta trayectoria, ha traspasado la frontera de las aulas para convertirse en los últimos años en motivo de enfrentamiento político y social. El debate ha llegado a los tribunales en un proceso en el que no han faltado ciertas dosis de espectáculo. De esta forma, se ha logrado la caricatura de las dos Españas retratadas sobre el fondo de una Ley Orgánica de Educación (LOE) que ha servido de pretexto para no ahondar en el verdadero problema de la nueva materia: su contenido y los profesores que la imparten. Ahí es donde la nueva asociación incide para “profesionalizar” esta asignatura y que al final no quede relegada a una simple maría dentro de los estudios de Secundaria.
El presidente de esta asociación, Alfredo Iglesias, explica que los problemas que lastra la asignatura proceden de su origen: “El primer vicio fue intentar sustituir la Religión por Educación para la Ciudadanía, lo que aseguró la oposición de un amplio sector de la sociedad”. No fue el único error para esta asociación. El planteamiento inicial también se ganó la enemistad de los filósofos. “En el anteproyecto de la LOE se quiso reducir la Filosofía a la mínima expresión en Bachillerato. La Educación para la Ciudadanía era lo chic, lo moderno, frente a la anquilosada y vetusta Filosofía. Fue un disparate de algún teórico del Ministerio de Educación durante la etapa de Isabel San Segundo”, añade Iglesias.
Nacía así una asignatura que contaba con la oposición de las familias católicas y los filósofos. El enfrentamiento estaba servido, pero los problemas no acabaron ahí. Mientras Gobierno y oposición se posicionaban a favor y en contra de Educación para la Ciudadanía, el debate se colaba por los sumideros de la televisión donde, según Iglesias, “se hablaba de todo menos de educación”.
Pasada la tormenta llegó la calma. La asignatura en Andalucía sólo se imparte una hora a la semana por docentes especializados en enseñanzas bien distintas: Lengua, Dibujo, e incluso, Educación Física. Y es ahí donde los filósofos andaluces reclaman su cupo.
Cualquier profesor puede impartir la asignatura en los Institutos de Educación Secundaria sin Bachillerato (IESO), ya que Filosofía sólo se incluye en esta etapa posobligatoria. “Educación para la Ciudadanía sirve actualmente en los IESO para rellenar y completar el horario de profesores que no cubren una jornada lectiva completa”, refiere Iglesias. Esta situación ha provocado que los licenciados en Filosofía reclamen esta enseñanza como propia. “Somos los únicos docentes que se preparan expresamente en ética y valores durante cinco años”, afirma el presidente de la asociación.
Esta reclamación se realiza, además, cuando en Andalucía hay 78 licenciados en Filosofía que habían trabajado anteriormente y ahora se encuentran en el paro, alguno de ellos con ocho años de tiempo de servicio acumulados. “Es más -incide Iglesias- hay dos filósofos sevillanos que sacaron un 10 en las oposiciones y, sin embargo, no han trabajado un solo día”.
Al margen del aspecto laboral, la asociación pretende que Educación para la Ciudadanía se consolide como una asignatura de vital importancia entre los estudiantes de Secundaria. Para este objetivo los filósofos reivindican la uniformidad de los contenidos, para lo que reclaman su participación en la elaboración curricular. “En ninguna otra asignatura el contenido lo decide un tribunal, eso ocurre porque algo se hizo mal al elaborar ese currículo. Además, si el Gobierno defendía unos contenidos concretos, ¿por qué se están dando contenidos contradictorios dependiendo del manual elegido por el centro educativo?”, añade Iglesias. Esta contradicción se evidencia en temas concretos como el matrimonio homosexual, que en algunos libros de texto se reconoce como tal y en otros ni siquiera se incluye.
Esta asociación tampoco quiere tomar partido en la batalla judicial que mantienen varias familias para defender su objeción de conciencia. “Respetamos a las familias, pero suscribimos la sentencia del Supremo en todo. Sus recelos pueden estar justificados, pero no así los argumentos que los respaldan”, asegura Iglesias, quien insiste en que “también respetamos la vía que ha dejado abierta el Supremo a recurrir los manuales y libros de texto completos”. Para la asociación el hecho de que tenga que intervenir un tribunal es fruto de una “idea equivocada de que una materia educativa la decidan colectivos dispares”.
Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/586248/ciudadanos/con/filosofia.html
SPAIN. 14 de diciembre de 2009