Se trata es de lo que un estudioso de Hannah Arendt llamó “el acecho totalitario que busca ocupar entre los hombres un lugar vaciado de dios”.
LLAMABA ayer prejuicio irracional a los argumentos esgrimidos por la demandante italiana a la que Estrasburgo ha dado la razón; matizando que ello no invalida la posición de quienes creen que las clases de los centros públicos no deben estar presididas por un símbolo religioso. Pero vayamos a lo del prejuicio irracional. Decir que el crucifijo tiene “muchísimos significados negativos” es una simplificación que ignora, además de la contribución cristiana a la historia del arte y las ideas, cuanto ha hecho por la dignidad del ser humano; y ello hasta el propio surgimiento del socialismo que, como escribe George Steiner, es una nota a pie de página del judeocristianismo. Hay sombras también, y muy negras; pero debidas a la traición a los Evangelios, no a su cumplimiento. Ignorar esta evidencia conduce a simplificaciones injustas y manipuladoras. Como lo hace ignorar los históricos esfuerzos de la Iglesia -desde Francisco de Asís al Vaticano II o Teresa de Calcuta- por ser fiel a su irreprochable origen en Jesús Nazareno.
A ello debe añadirse que la bandera antirreligiosa ya no es enarbolada sólo por la racionalidad ilustrada, sino sobre todo por los poderes que pretenden eliminar todo freno religioso, educativo, ético o cultural que impida la conversión del ser humano en consumidor y de la sociedad en mercado. Podrá quitarse el crucifijo de las escuelas, pero para que el cristianismo desaparezca de ellas habrá que eliminar también gran parte de la historia del arte, el pensamiento y la literatura, desde Pascal, Kierkegaard o Unamuno hasta Bach, de quien Nietzsche escribió: “Esta semana he ido a escuchar tres veces la Pasión según San Mateo del divino Bach, y en cada una de ellas con el mismo sentimiento de máxima admiración. Alguien como yo, que ha olvidado completamente el cristianismo, no puede evitar oírla como si se tratase de uno de los evangelios”. Y con ellos o tras ellos, irán Descartes, Voltaire, Kant y cuanto represente la libertad y dignidad del ser humano. Los antiguos enemigos -cristianos e ilustrados- deberían hoy unirse frente al antihumanismo neoliberal y consumista.
Por eso sospecho que de lo que se trata es de lo que un estudioso de Hannah Arendt llamó “el acecho totalitario que busca ocupar entre los hombres un lugar vaciado de dios”. Lo intentaron comunistas, fascistas y nazis. Ahora, a veces revistiéndose de antiguas reivindicaciones progresistas (el modelo ZP o Tele 5, para que se me entienda), lo hace ese poder del consumo al que Steiner llamó “el fascismo de la vulgaridad”, que busca destruir “la doble herencia de Atenas y Jerusalén” que construyó Europa.
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Comentarios (diariodesevilla.com) *
-exsevillano:
Los pijoprogres, los hijos del franquismo en el poder actual, solo usan la palabra libertad para destruir la sociedad. Sin atacar el capitalismo se han vuelto de la nueva religion: la libertad. En su nombre se aborta, se destruye la familia, se fragmenta la sociedad, se individualiza todo para que no haya oposición al Poder. Asi nos dominan. Es el nuevo estado laicista. Los hijos de Franco nos controlan más que él, porque para eso “somos libres”, tenemos más “libertades” no se cansa de decir ZP
profesor:
Qué pesado! A ver, se trata tan sólo de quitar un símbolo religioso de las escuelas públicas. Tan difícil es de entender? No hay que eliminar ni a Bach ni a Unamuno ni a Voltaire ni a Marx. Que de hecho ya no están por culpa de los planes de estudio, pero ese es otro asunto.
Fuente: http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/560781/aceccho/totalitario.html
SPAIN. 11 de noviembre de 2009