“No tenemos por qué seguir manteniendo la creencia popular de que el ateísmo no tiene moral”, expresó, recientemente, el columnista Ruling Barragán Yáñez, del diario La Prensa, en un polémico artículo aparecido aquí.
“Así mismo, no debemos creer que el ateísmo es incompatible con la moral de diversas religiones. Ni tampoco pensar que un individuo no religioso es a fortiori moralmente inferior a un creyente. Esto último queda demostrado con la conducta de fanáticos y fundamentalistas susceptibles al odio por motivos religiosos. De igual modo, por el comportamiento encomiable de humanistas y filántropos desapegados a cualquier credo religioso”, expresa el polémico texto.
El articulista, con un doctorado en filosofía de la Universidad de Saint Louis, Estados Unidos, plantea el asunto como un tema que los propios filósofos no han logrado resolver por más de 2 mil 500 años. Explica que el ateísmo no es esencialmente una teoría moral, sino una concepción del mundo. “Para el ateísmo, la inexistencia de Dios es un asunto independiente de la moral; por ello, el rechazo o negación de la existencia de Dios no implica necesariamente un rechazo o negación de la moral. De acuerdo al ateísmo, la moral es algo que básicamente recae en lo que piensan y deciden los seres humanos entre sí.
“Por otra parte, existen religiones que no afirman la existencia de Dios, o de seres supra naturales. Ejemplos de estas religiones son el budismo zen, el taoísmo y, en especial, el confucianismo, por lo que pueden considerarse técnicamente como “cosmovisiones ateas”. Sin embargo, todas estas concepciones religiosas han elaborado encomiables sistemas morales, o al menos, un apreciable conjunto de ideas de tipo moral”, expresa el artículo.
El ensayista ganador del certamen Lord Acton en Español 2002 por su investigación Diez breves tesis sobre la educación y el Estado, insiste en el texto en que cualquiera que haya estudiado un poco de la ética de las religiones “podrá notar sin dificultar que, a pesar de sus divergencias, muchas de ellas convergen en concepciones éticas fundamentales. El perdón, la caridad, la justicia y la solidaridad son valores éticos sostenidos por distintas religiones y que también son admitidos en la moral del ateísmo. Por supuesto, la convergencia entre la moral y el ateísmo y el de varias religiones no es total –puntualiza-, pero es suficiente para no concebirlas como absolutamente excluyentes o incompatibles.”
Barragán Yánez, quien mantiene su columna en la Prensa de manera regular, posee un sin número de artículos cuestionadores, los cuales tratan bucear en asuntos raigales de la existencia humana y, sobre todo, del pensamiento, como uno que, recientemente, bajo el título de ¿Ética sin metafísica?, también hacía un interesante análisis entre la “ética pensada” y la “ética vivida”.
En esta última reflexión expresaba que “Lamentablemente, en la historia y actualidad de nuestro mundo, esta resulta ser la experiencia de muchísimas personas. Sin embargo, asimismo encontramos muchos más para quienes la experiencia de la religión ha sido esencialmente distinta. Para éstos, la religión no es tanto un asunto de dogmas o rituales, sino formas de vidas en que se experimenta una profunda e incomparable paz interior, la cual se expresa naturalmente en la búsqueda de la armonía y entendimiento del mundo.
“Aquí los dogmas y rituales son más o menos dispensables; lo fundamental es la espiritualidad –una ética vivida– no un conjunto de dogmas o prácticas que tienen poca o ninguna eficacia.
“El problema de una ética sin metafísica no es que no pueda sobrevivir y aún prosperar sin la idea de Dios (los budistas, taoístas, confucionistas y ciudadanos nórdicos parecen ser, entre otros, interesantes ejemplos de éticas que no dependen de la creencia en Dios).”
Fuente: http://www.alcnoticias.org/interior.php?lang=687&codigo=14572
Ciudad de Panamá, 29 de julio de 2009
La introducción de la idea de Dios en el pensamiento humano obliga a actuar con la mayor responsabilidad. Si a la idea de Dios que introducimos en nuestro pensamiento le atribuimos atributos tales como:
. Ser amigo mío y de mi parentela
. Ser enemigo de mis enemigos y de los enemigos
de mi parentela
. Prometer la Tierra sólo para mí y los míos
. Amar a mi y mi parentela y odiar a los demás
En realidad estamos creando un auxiliar psicológico para naturalezas patológicas criminales, asociales, antihumanas y depredadoras, con la guerra, la destrucción y el odio permanente como misión y objetivo de vida.
Este Dios debe ser borrado de la faz de la Tierra.
Es posible por supuesto atribuir a Dios otros muchos atributos, por ejemplo:
. Nobleza sin límites
. Comprensión y perdón sin límites
. Amor a toda criatura sin límites
. Complacencia en la felicidad de los hombres
. Capacidad de crear y organizar el universo
. Capacidad de colaborar al hombre para hacer
de la Tierra el hogar de la humanidad feliz
. Complacencia en la vida pacífica de los
hombres
. Complacencia en la disolución de las
enemistades y la creación de nuevas
amistades
. Complacencia en la vida armoniosa del hombre
en la naturaleza
. Complacencia en el trato delicado dispensado
por el hombre a toda vida y a todo el
Planeta Tierra
Este Dios merece vivir por siempre sobre la Tierra y sus seguidores merecen ser felices.
En este momento histórico en que la vida del hombre sobre la Tierra enfrenta nuevos desafíos y peligros es necesario contar con un Dios amante de toda vida, amante del Planeta Tierra, entendedor de los secretos de la Tierra, unificador y ensalzador de toda la humanidad.
Posiblemente este Dios nos indicará de algún modo por ejemplo, que debemos reforestar las montañas Tibesti de África para restaurar el Lago Chad y preservar el Oasis de Kufra. Y así susesivamente para cientos de lugares de su amado Planeta Tierra que deben volver a ser paraísos para sus amados hijos.
Si los pensadores ateos hacen abstracción total de la idea de Dios pero abrigan ideas y propósitos nobles y sublimes para la humanidad, la construcción mental atea puede guardar muchas similitudes con la anterior.
Sólo para aclarar que no soy doctor en filosofía. Mi grado universitario es el de magíster (MA) por Saint Louis University.
En resumen, dios es solo una palabra, una idea… ¿Ser ateo significa negar el significado de la palabra dios?
Nombrar es crear entonces Dios existe aunque para algunos, Dios solo sea una palabra, una palabra identificada con todo lo bueno y que en sí mismo demostró lo malo que resulta hacer sufrir al prójimo o lo importante y necesario de amarlo como a mi mismo, aunque nos sea díficil asimilarlo aún, el mundo del hombre es el mundo de las ideas, si anduviéramos borrando por allí cuanta idea no entendiéramos, qué nos quedaría, exactamente creo que el ateísmo habría que estudiarlo para entenderlo como bien hace y nos permite el Profesor Barragán. De mucho valor todos sus artículos. Por mi parte mil gracias. Ojalá La Prensa siempre nos permita disfrutarlos y enriquecernos de ellos. Saludos cordiales desde Panamá.
Dios no existe, fantasia, magia, literatura, cuentos.. No me impongan algo que yo no creo por que no estoy de acuerdo, lo malo es que muchas personas “Religiosas panameñas” me tratan de que crea en eso y son intolerantes.