Partonatón, Saber y Tiempo

El saber filosófico no es un saber doxográfico, ni un saber pretérito, tampoco un saber acerca de las obras de grandes pensadores como Platón, Aristóteles, Hegel o Husserl. Son necesarias como “guías” mas no es filosofia. Son soportes para filosofar.
(A mi amigo, científico Luis Cabareda)

Es un saber acerca del presente (Hoy) y desde el presente (de hoy hacia el mañana hasta el infinito) De acuerdo con lo anterior, la filosofía es un saber de segundo grado, que presupone por tanto, otros saberes previos, “de primer grado” (por ejemplo los saberes técnicos, políticos, matemáticos, biológicos…). La filosofía, en su sentido estricto, no es “la madre de las ciencias” pues presupone un estado de las ciencias y de las técnicas suficientemente maduras para que pueda comenzar a constituirse como disciplina definida. Por ello las ideas de las que se ocupa la filosofía, ideas que brotan precisamente de la confrontación de los más diversos conceptos técnicos, políticos o científicos, a partir de un cierto grado de desarrollo, son más abundantes a medida que se produce ese desarrollo científico.

En el “Teeteto” de Platón, la filosofía es presentada como mayéutica, (comadrón) por lo que comienza a interpretarse en un sentido objetivo y no sólo en el sentido subjetivo tradicional. “El oficio de comadrón, tal como yo lo ejerzo (dice Sócrates) se parece al de las comadronas pero difiere de él… en que preside el momento de dar a luz, no los cuerpos, sino las Ideas… Dios ha dispuesto que sea mi deber ayudar a dar a luz a los demás y al mismo tiempo me prohíbe producir nada por mí mismo…”. La madre de Sócrates era comadrona (mayéutica) en la Grecia de hace 2.900 años. Filosofía es “enfrentamiento con las Ideas y con las relaciones sistemáticas entre las mismas”. Pero sin necesidad de suponer que las Ideas constituyen un mundo organizado, compacto. Las ideas son de muy diversos rangos, aparecen en tiempo y niveles diferentes; tampoco están desligadas enteramente, ni entrelazadas todas con todas (la idea de Dios no es una idea eterna, sino que aparece en una fecha más o menos determinada de la historia; la idea de Progreso o la idea de Cultura tampoco son ideas eternas: son ideas modernas, con no más de 4 siglos de vida). Su ritmo de transformación suele ser más lento que el ritmo de transformación de las realidades científicas, políticas o culturales de las que surgieron; pero no cabe sustantivarlas.

Un segundo modo de entender la filosofía exenta respecto del presente remite (intencionalmente) a un mundo pretérito (histórico o prehistórico, que algunos extienden hasta “nuestros contemporáneos primitivos”, que alberga los pensamientos filosóficos que han sido formulados y que han quedado incorporados bien sea al “presente etnológico” bien sea al “pretérito histórico”. Un pretérito que se nos ofrece, además, como plataforma privilegiada para mirar críticamente desde su lejanía a nuestro presente social, cultural, político, científico, etc.

Luis Cabareda, escribe sabiamente: “El Partonatón, partícula primera, original y primigenia del Universo cumple íntegramente la condición necesaria y suficiente de “ser” y “no ser”, de “estar” y “no estar”, “física, espiritual y etérea”, “materia” y “antimateria”,entera y completamente, a la vez y simultáneamente. “He allí la solución y respuesta al Tao de la Ciencia, la Filosofía y la Teología!. ¡El Partonatón”!.

Aquí involucra, el concepto tiempo, (que no nos pasa, sino lo contrario, lo pasamos nosotros). La labor del filósofo del presente consistiría (según este segundo modo de concebir a la filosofía) en aprender a escuchar los mensajes de una “revelación sapiencial” (Cabareda dixit) que ya habría sido proferida. Aunque no siempre será necesario ir tan lejos: otros se aplicarán a la escucha de Böhme, Hölderlin, Nietzsche, Wittgenstein o María Zambrano, y cifrarán su misión en la hermenéutica, cada vez más “profunda”, de esos mensajes sapienciales. La forma ordinaria de concebir la “sustantividad del pretérito” no consiste tanto en otorgar a un pensador, a una escuela o a una época la dignidad propia de una fuente de sabiduría, cuanto en extender esta consideración al conjunto de los “pensadores” que aparezcan concatenados en una tradición histórica de longitud suficiente y de continuidad probada. El materialismo categorial del asturiano. Bueno, madura lentamente a horcajadas en el potro indómito del tiempo, que a su vez, va construyendo la historia. Estos “tiempos” pasarán, los unos y los otros seremos menos que briznas en el viento, muchísimo menos que nada en el tiempo, pasaremos , pero el “Partonaton Cabarediano” , continuará su eterno singlar entre el “ser” y “no ser”, ser materia y cosa, ser nada etérea, “ser y estar siendo” sin “ser y sin estar” por eones. Mientras tanto, continuamos siendo provincianos, consumiendo el espacio-tiempo en nimiedades para dar a los egos, su ” premio” infinitidecimal..(seguiremos ).
Fuente: http://nuevaprensa.com.ve/content/view/25070/2/

Guayana – Venezuela 28 de Julio de 2009

1 comentario Partonatón, Saber y Tiempo

  1. Dante Gumiel

    Me extraña sobremanera la afirmación de que la idea de progreso tenga una antiguedad de 400 años. Cualquier persona que haya leído a Tucídides, historiador de 2400 años atrás sabe que su libro empieza con el capítulo “Arqueología” que es una descripción de la Grecia Primitiva y del modo de vida de la población de las épocas antiguas. Paulatinamente el escritor acerca al lector al momento en que las potencias militares contemporáneas alcanzan un potencial organizado y destructivo no antes visto en el escenario histórico. Por otro lado es necesario recordar la descripción de un barco fenicio mercante por Jenofonte. Se trata de una propuesta de “actualización y mejoramiento naval”. También las iniciativas financiera y técnicas de Temístocles para construir la poderosa flota ateniense que triunfó en Salamina constituye un claro ejemplo de la idea de progreso manejada en esa época.

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