Ecce Comu , el nuevo libro de Gianni Vattimo, está íntegramente dedicado a la reflexión política; en él, el pensador italiano trata de imaginar un comunismo que no se crea en posesión incuestionable de la verdad, pero defienda una interpretación del mundo
Se ha tornado un lugar común afirmar que la filosofía política actual tiene su sede en Italia. Los nombres de Giorgio Agamben, Toni Negri, Roberto Esposito e, incluso, Massimo Cacciari resultan inevitables en cualquier referencia a dicha disciplina. Mucho menos habitual es encontrar menciones a Gianni Vattimo. Esto debería sorprender no sólo porque Vattimo fue uno de los filósofos más reconocidos internacionalmente en las últimas décadas del siglo XX (durante las cuales escribió numerosos textos sobre cuestiones políticas), sino porque además participó activamente en el terreno político, como diputado en el Parlamento Europeo y dos veces precandidato a alcalde. Quizá hacía falta que escribiera un texto dedicado íntegramente a la reflexión política para que fuera tenido en cuenta en dicha discusión. Ése es el lugar que viene a cubrir su nuevo libro, Ecce Comu .
El título juega, obviamente, con el Ecce homo de Friedrich Nietzsche. También lo hace el subtítulo. El del libro de Nietzsche era “Cómo se llega a ser lo que se es”; el del de Vattimo, “Cómo se llega a ser lo que se era”. Es que en el Vattimo de las últimas décadas, las novedades conceptuales son siempre retornos al punto de inicio. ¿Retorno de lo idéntico? No. Porque en el trayecto realizado por el filósofo tuvo lugar la creación de -o el encuentro con- algo que lo marcó definitivamente: el “pensamiento débil”, que sostiene que no hay un fundamento último y único de la realidad y que, por tanto, no puede defenderse una teoría fuerte que, a la manera de un metarrelato, pueda explicar el sentido de la historia o de la vida.
Así como en Creer que se cree el pensador italiano “regresó” a su catolicismo de infancia para leerlo desde una perspectiva “debilista”, dando lugar a un “cristianismo débil”, el retorno en Ecce comu al comunismo con el que simpatizó en su juventud arroja como resultado un “comunismo débil”.
El punto de partida en el texto es la constatación del agotamiento del sistema capitalista, que “ya no produce riqueza y emancipación, y que más bien corrobora las previsiones marxianas sobre la creciente proletarización de las clases medias y amenaza con eternizarse gracias a la utilización de los nuevos medios de comunicación y control”. Bush y Berlusconi son los nombres que condensan el peligro del control por las armas y por los medios de comunicación, articulados por intereses económicos comunes. Señalan, además, al tipo de político que en las últimas décadas ha vaciado de contenido a la democracia en la medida en que se ha alejado obscenamente de todo interés por el bienestar del pueblo al que dice representar. Es esta crisis de lo político la que abre, según Vattimo, la posibilidad de pensar en un comunismo “no naturalista”, “no esencialista”, que no se cree en posesión de una verdad incuestionable, sino que es capaz de defender una interpretación del mundo, una perspectiva, dialogando con aquellos que presentan posturas diferentes: “Se trata de repensar el comunismo como ideal de una sociedad “justa” que, precisamente por serlo, no pueda pensarse como una sociedad “perfecta” y acabada que excluya cualquier transformación posterior, cualquier renovación desde abajo con los instrumentos de la democracia”.
Vattimo asume que su propuesta se sitúa en el terreno de lo ideal. “No parece -afirma- que este ideal pueda hacerse realidad a corto plazo, dada la actual situación del mundo”.
Es inviable, obviamente, en Estados Unidos donde, según el autor, los ideales democráticos han sido traicionados “en favor de la plutocracia pura y simple”. Tampoco parece que pueda tener lugar en Europa, al menos mientras siga sometida al imperio de la perspectiva norteamericana. Si hay una luz de esperanza, ésta se encuentra en América latina donde, para el pensador italiano, la política todavía apunta a cubrir las necesidades básicas de los más castigados por elsistema y donde pueden encontrarse ciudadanos comprometidos con el bienestar de sus pares.
Ecce Comu no debería ser tomado como un tratado político ni como un manifiesto, aunque por momentos parezca serlo. No tiene la pretensión de anunciar una verdad definitiva sobre la actualidad política ni la de indicar un camino seguro hacia el bienestar futuro; no intenta clausurar el debate, sino abrirlo; no se conforma con plantear soluciones “viables”, sino que se arriesga a adentrarse en el terreno -abandonado hace tiempo- de los ideales. Es un texto estimulante, movilizador, que merece ser leído y discutido. No sería extraño, sin embargo, que -como ha pasado con gran parte de los conceptos de Vattimo- la expresión “comunismo débil” desate impugnaciones “espontáneas” por parte de quienes no se tomen el trabajo de leer el libro.
Ecce Comu
Por Gianni Vattimo
Paidós
Trad.: Rosa Rius Gatell y Carmen Castells Auleda
132 Páginas
$ 30
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1132855
ARGENTINA. 30 de mayo de 2009